Libertad Digital
En mayo de 2009 Amazon anunció un programa piloto con varias universidades para emplear el Kindle DX en sustitución de los libros de texto de papel. Pese a que el aparato es capaz de leer en voz alta los textos, no hace lo mismo con el menú, lo que lo hace difícil de operar para un ciego. No obstante, parece difícil pensar que pese a esa carencia es peor para los ciegos que un libro normal en papel que no esté en Braille. De hecho, la capacidad de aumentar el tamaño de letra puede facilitar las cosas a quienes tengan problemas de visión pero aún vean algo. El Gobierno de EEUU, sin embargo, no es de la misma opinión.
En junio de 2009, la National Federation of the Blind denunció ante el Departamento de Justicia a la Universidad del Estado de Arizona por violar la ley que "protege" a las personas con alguna discapacidad física, pese a que ninguno de los cursos contaba con ninguna persona con problemas de visión, algo nada extraño dado el pequeño tamaño del experimento: Princeton, por ejemplo, lo probó con tres asignaturas y un total de 51 estudiantes.
La sección 504 de la American with Disabilities Act (ADA) establece que "ningún individuo cualificado con una discapacidad en los Estados Unidos puede ser excluido de, negado los beneficios de o quedar sujeto a discriminación en" ningún programa o actividad del Gobierno o sus organismos o de cualquier entidad que reciba dinero del Gobierno nacional de EEUU.
La denuncia fue atendida por el Gobierno de Obama, en concreto por el director de la División de Derechos Civiles, Thomas Perez. Sí, de derechos civiles. El organismo procedió a enviar cartas amenazantes a las universidades que se habían apuntado al programa conminándoles a dejar de usar el Kindle: si no podían emplearlo los estudiantes ciegos, entonces que nadie lo hiciera.
"Debemos estar vigilantes para asegurarnos de que todos los nuevos dispositivos no dejen atrás a las personas con discapacidad", aseguró Perez. Para él, impedir que los estudiantes sin problemas de visión no puedan usar el Kindle refleja "la importancia de dar oportunidades educativas completas e iguales para todos".
El caso es que el nuevo Kindle ya lee los menús. Quizá así el Gobierno de EEUU permita el uso de un aparato que podría ahorrar cantidades ingentes de dinero a los estudiantes y que resulta más "ecológico" al reducir el número de árboles que deben morir para que un alumno se gradúe. O no.
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