Fuente: La Nacion.
Inconformes con que se haya instalado una estatua de Barack Obama a los 10 años en un parque de la localidad, los indonesios llevaron su protesta, no a las calles, sino a Facebook . Con más de 56.000 manifestantes en línea, funcionarios de la ciudad cedieron a argumentos en cuanto a que el parque debería ser reservado para honrar a un prócer nacional indonesio.
Este ejemplo de organización de alta tecnología en las bases populares fue el resultado directo de la explosión de la redes sociales en Indonesia. Sin embargo, este auge está impulsando un feroz debate con respecto a los límites de la libre expresión en una democracia incipiente en el país asiático, al tiempo que el gobierno intenta regular el contenido en Internet y medios de comunicación, devolviendo la embestida.
Quienes abogan por una mayor libertad consideran que las redes sociales son una herramienta vital para democratizar, incluso más que las estructuras tradicionales. Los escépticos, particularmente entre políticos y dirigentes religiosos, temen al mandato de la turba y la pérdida de los valores tradicionales.
En su acción más reciente, el gobierno propuso una iniciativa de ley que exigiría a los proveedores de servicios de Internet filtrar el contenido en línea, pero fue obligado a archivar el proyecto, luego de una vociferante protesta en la Red y en los principales medios de comunicación masiva.
Gracias a los teléfonos celulares, que son relativamente baratos y ofrecen acceso a Internet, Facebook, Twitter y redes sociales de tipo local, los medios masivos se han extendido rápidamente de ciudades a poblados a lo largo del sureste de Asia, particularmente en Indonesia y Filipinas.
En poco más de un año, el número usuarios indonesios de Facebook se ha disparado hasta más de 21 millones, respecto de menos de millón; el tercer mayor número de usuarios de Facebook en el mundo.
Ahora, con decenas de millones de personas conectadas de manera instantánea, las redes sociales rápidamente se han convertido en una potente, y a veces impredecible, fuerza política.
Las protestas en Facebook y otros sitios respaldaron exitosamente a dirigentes de la principal dependencia anticorrupción de este país, quienes, en un añejo conflicto en contra de la policía nacional y la procuraduría general, al parecer les habían tendido una trampa y fueron arrestados bajo cargos falsos. La ira en línea motivó la intercesión del presidente Susilo Bambang Yudhoyono; la policía y la procuraduría general, consideradas entre las instituciones más corruptas del país, abandonaron el caso y pusieron en libertad a los funcionarios en noviembre.
En otra causa célebre, el respaldo de los usuarios de Internet fue crucial para la liberación de una madre de 32 años de edad, la cual había sido encarcelada después de haberse quejado del mal servicio en un hospital de las afueras de Yakarta. Los fiscales la acusaron bajo una nueva ley que rige la información y transacciones electrónicas porque había enviado un mensaje de correo electrónico a sus amigos, detallando sus quejas. Con el tiempo, un tribunal la encontró inocente, en diciembre.
Tifatul Sembiring, el ministro de comunicación y tecnología informática, dijo que el gobierno reintroduciría la iniciativa de ley para regular el contenido en línea después de un periodo de "enfriamiento".
"Queremos limitar la distribución de contenido negativo como la pornografía, apuestas, violencia y blasfemia", dijo Tifatul, agregando que el contenido en línea debería ser regulado de forma tal que se preserven "tanto nuestros valores como nuestra cultura y nuestras normas".
Ramadán Pohan, integrante del Parlamento y ex reportero periodístico, dijo que esos movimientos on line habían generado profunda inquietud entre políticos, burócratas e incluso administradores de hospitales que no están acostumbrados a desafíos tan directos - y exitosos- a su autoridad.
"El problema es que muchos funcionarios en el gobierno se muestran paranoicos con respecto a este nuevo contenido en línea", destacó Pohan. "Son políticos y burócratas a la antigua que, si les pregunta, no tienen cuenta ni de Facebook ni de Twitter. No se dan cuenta que en términos de la democracia y la libertad de expresión, hemos llegado a algo similar a un punto del cual ya no es posible volver".
En el Parlamento, Pohan dijo que él y otros defensores de los medios sin regulación en línea, "siguen siendo una minoría".
Con base en datos de Facebook, Indonesia solamente está atrás de Estados Unidos, con 116 millones de usuarios, y el Reino Unido, con 24 millones. Lo que es más, Indonesia tiene el mayor número de usuarios de Facebook y Twitter en Asia, con base en empresas como Sysomos, con sede en Toronto, que analizan el tráfico de las redes sociales.
La reciente disponibilidad de los teléfono inteligentes que cuestan menos de 100 dólares y ofrecen acceso a sitios de redes sociales desataron la explosión del año pasado, destacó Nukman Luthfie, de 45 años de edad, el director ejecutivo de Virtual Consulting, empresa de mercadeo en línea en esta localidad.
Los medios noticiosos de Indonesia, que estuvieron bajo un rígido control hasta la caída del Presidente Suharto a finales de los 90, han reaccionado con fuerza en contra de cualquier amenaza percibida en contra de la libertad de expresión. Además de la iniciativa de ley propuesta sobre el contenido en línea y la nueva ley sobre información electrónica, los medios noticiosos y organizaciones por los derechos humanos destacan otros recientes esfuerzos con miras a controlar la libertad de expresión.
Una mal llamada ley antipornografía, que fue usada hace poco para condenar a cuatro mujeres a 75 días en la cárcel por practicar bailes eróticos, también podría frustrar la libertad de expresión, notan sus detractores.
Agregan que las autoridades pudieran aprovechar estas amplias leyes para coartar la libertad de la prensa, de forma particular en la Red. Las violaciones a las nuevas leyes conllevan castigos peores en comparación con las infracciones equivalentes cometidas fuera de Internet.
Por ejemplo, una condena por difamación on line podría dar origen a un máximo de seis años de cárcel bajo la nueva ley de información electrónica, en tanto el, castigo por difamación en los medios como la televisión o los diarios se limita a 14 meses bajo el código penal.
Ramadán Pohan, integrante del Parlamento y ex reportero periodístico, dijo que esos movimientos on line habían generado profunda inquietud entre políticos, burócratas e incluso administradores de hospitales que no están acostumbrados a desafíos tan directos - y exitosos- a su autoridad.
"El problema es que muchos funcionarios en el gobierno se muestran paranoicos con respecto a este nuevo contenido en línea", destacó Pohan. "Son políticos y burócratas a la antigua que, si les pregunta, no tienen cuenta ni de Facebook ni de Twitter. No se dan cuenta que en términos de la democracia y la libertad de expresión, hemos llegado a algo similar a un punto del cual ya no es posible volver".
En el Parlamento, Pohan dijo que él y otros defensores de los medios sin regulación en línea, "siguen siendo una minoría".
Con base en datos de Facebook, Indonesia solamente está atrás de Estados Unidos, con 116 millones de usuarios, y el Reino Unido, con 24 millones. Lo que es más, Indonesia tiene el mayor número de usuarios de Facebook y Twitter en Asia, con base en empresas como Sysomos, con sede en Toronto, que analizan el tráfico de las redes sociales.
La reciente disponibilidad de los teléfono inteligentes que cuestan menos de 100 dólares y ofrecen acceso a sitios de redes sociales desataron la explosión del año pasado, destacó Nukman Luthfie, de 45 años de edad, el director ejecutivo de Virtual Consulting, empresa de mercadeo en línea en esta localidad.
Los medios noticiosos de Indonesia, que estuvieron bajo un rígido control hasta la caída del Presidente Suharto a finales de los 90, han reaccionado con fuerza en contra de cualquier amenaza percibida en contra de la libertad de expresión. Además de la iniciativa de ley propuesta sobre el contenido en línea y la nueva ley sobre información electrónica, los medios noticiosos y organizaciones por los derechos humanos destacan otros recientes esfuerzos con miras a controlar la libertad de expresión.
Una mal llamada ley antipornografía, que fue usada hace poco para condenar a cuatro mujeres a 75 días en la cárcel por practicar bailes eróticos, también podría frustrar la libertad de expresión, notan sus detractores.
Agregan que las autoridades pudieran aprovechar estas amplias leyes para coartar la libertad de la prensa, de forma particular en la Red. Las violaciones a las nuevas leyes conllevan castigos peores en comparación con las infracciones equivalentes cometidas fuera de Internet.
Por ejemplo, una condena por difamación on line podría dar origen a un máximo de seis años de cárcel bajo la nueva ley de información electrónica, en tanto el, castigo por difamación en los medios como la televisión o los diarios se limita a 14 meses bajo el código penal.
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