Fuente: Publico.
El pasado marzo, Facebook superó por primera vez a Google en número de páginas vistas en EEUU. La barrera era simplemente cuestión de tiempo: la red social lleva más de tres años de crecimientos meteóricos, ha alcanzado ya los cuatrocientos millones de usuarios en todo el mundo, y un porcentaje muy importante de los mismos mantiene una actividad de actualización no sólo diaria, sino casi frenética.
Facebook es el sitio de destino por naturaleza. Conectas con amigos, te enteras de lo que pasa y desarrollas relaciones plenas de contexto, un contexto dado por miles de aplicaciones de todo tipo creadas por programadores sobre la plataforma de la red social. Genera un consumo constante de millones de páginas vistas hacia usuarios perfectamente identificados.
A Google, en cambio, los usuarios acuden fundamentalmente para irse a otro sitio. Es un sitio de origen, no un sitio de destino. Puedes ir a ver la cotización de un valor en bolsa, a hojear un libro, a ver un mapa o a leer un blog, pero lo fundamental sigue siendo la actividad de búsqueda.
La clave, claro, es la actitud de quien usa un sitio de origen, predominantemente en modo búsqueda, frente a quien usa un sitio de destino. ¿Puede integrarse la publicidad de manera natural como parte de la propuesta de valor, o incluso contribuir a ella?
El 90% de los ingresos de Google proviene de la publicidad en sus páginas. En Facebook, a pesar de sus millones de páginas vistas, la publicidad no ha encontrado aún su sitio: la mayoría de los usuarios simplemente la ignora.
El camino es convergente: Google crea más sitios de destino, mientras Facebook busca herramientas para orientar a sus usuarios en un océano de páginas cada vez mayor. Entre origen y destino, entre extremos que se tocan, usuarios y empresas buscan su sitio.
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