El organismo que regula la actividad financiera en el Reino Unido, la Financial Services Authority (FSA), decidió este martes lanzar una investigación sobre las operaciones del banco de inversiones Goldman Sachs.
El anuncio se produce después de que la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) acusara a la entidad de Wall Street de cometer fraude contra sus inversionistas durante la crisis de las llamadas subprime o "hipotecas basura". Goldman Sachs rechazó categóricamente las acusaciones de la SEC y afirmó que eram erradas "de hecho y de derecho". Además dijo que colaborá con la FSA.
Ambos organismos de contral se disponen a trabajar en conjunto en sus investigaciones.
Largo proceso
Según los observadores, es inusual que la FSA dé a conocer el comienzo de una indagación formal. Se estima que el proceso puede tomar meses, si no años.La división ejecutiva de la FSA tiene ahora poderes para exigir que Goldman Sachs ponga sobre la mesa documentación tal como registros de transacciones y registros de llamadas telefónicas.
Si el organismo encuentra culpable al banco de inversiones, podría imponerle una millonaria multa.
El viernes, la SEC acusó formalmente a Goldman Sachs, alegando que no había revelado un conflicto de intereses durante la promoción de paquetes hipotecarios en los que los inversionistas perdieron US$1.000 millones.
Según el organismo, el banco se guardó "información vital" respecto a que uno de sus clientes, Paulson & Co, ayudó a elegir qué productos financieros serían empaquetados en el portafolio de esas hipotecas.
Esos productos financieros fueron vendidos a inversionistas en 2007 y, según la acusación, Paulson & Co decidió apostar en el mercado en contra de los mismos instrumentos que había aconsejado crear a Goldman Sachs.
El interés británico
El especialista en economía de la BBC, Robert Peston, explica que el resultado fue que Paulson & Co. ganó en su apuesta y los inversionistas salieron perdiendo. Y John Paulson, el titular de la empresa, amasó US$1.000 millones en 2007.La mayor parte de las pérdidas en la transacción fue a parar al Real Banco de Escocia, el que tenía seguros comprometidos por unos US$841 millones.
Actualmente, el 85% de las acciones de esta entidad están en manos del Estado británico, que tuvo que rescatar al banco durante la crisis financiera de 2008.
No hay comentarios:
Publicar un comentario