Uno de los misterios de la naturaleza que han despertado más interés, desde Aristóteles a Darwin, pasando por Voltaire, es la capacidad de las salamandras de regenerar sus miembros.
Ahora, investigadores alemanes y norteamericanos, bajo la batuta de Martin Kragl (del Instituto Max Planck de Alemania), han puesto al descubierto el enigmático proceso celular que tiene lugar en sus organismos. Hasta ahora se pensaba que esta capacidad de las salamandras se debía a que sus células madre eran tan pluripotenciales como las embrionarias humanas y se podían convertir en cualquier tipo de tejido u órgano.
La nueva investigacion, publicada en 'Nature', revela que sus células conservan la memoria y se regeneran, salvo raras excepciones, en el mismo tipo de tejido del que proceden, es decir, las de cartílago regeneran cartílago, las de músculo, músculos y las nerviosas, neuronas. Es decir, es el mismo mecanismo que el de las células madre adultas humanas, que pueden curar heridas o unir huesos rotos, pero llevado al extremo, que es la regeneracion de un miembro u órgano completo.
Malcolm Maden, coautor de la Universidad de Florida, asegura que estos resultados "dan más esperanzas de que un día seamos capaces de regenerar tejidos individuales en las personas y curar sin cicatrices". De hecho, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ya ha financiado investigaciones sobre este animal, con la esperanza de encontrar una solución para los solddos amputados en Irak o Afganistán.
Karlg y sus colegas utilizaron una proteína, la GFP, que modifica las células para hacerlas visibles en verde fluorescente bajo una luz ultravioleta. Esta proteína permite a los científicos seguir las células modificadas desde su origen hasta su destino.
En este caso, utilizaron ajolotes embrionarios y adultos. A los primeros, les inyectaron las células con GFP donde sabían que se convertirían en partes del cuerpo, en concreto células nerviosas, lo que les permitió comprobar cómo se generaba el tejido nervioso. En el caso de los adultos, les injertaron tejidos y órganos que había cogido de los ajolotes transgénicos y cortaron parte de ese tejido injertado para examinar su regeneración.
Su conclusión fue que cada tipo de célula regenera un tejido distinto, salvo en el caso de las células de la piel y del cartílago, que a veces intercambian sus funciones. "Una vez que se entiende cómo se regeneran las salamandras, podremos saber por qué no lo hacen los mamíferos, lo que puede ser útil para tratar el cerebro humano y otras enfermedades", aseguran Maden.
Ahora, investigadores alemanes y norteamericanos, bajo la batuta de Martin Kragl (del Instituto Max Planck de Alemania), han puesto al descubierto el enigmático proceso celular que tiene lugar en sus organismos. Hasta ahora se pensaba que esta capacidad de las salamandras se debía a que sus células madre eran tan pluripotenciales como las embrionarias humanas y se podían convertir en cualquier tipo de tejido u órgano.
La nueva investigacion, publicada en 'Nature', revela que sus células conservan la memoria y se regeneran, salvo raras excepciones, en el mismo tipo de tejido del que proceden, es decir, las de cartílago regeneran cartílago, las de músculo, músculos y las nerviosas, neuronas. Es decir, es el mismo mecanismo que el de las células madre adultas humanas, que pueden curar heridas o unir huesos rotos, pero llevado al extremo, que es la regeneracion de un miembro u órgano completo.
Malcolm Maden, coautor de la Universidad de Florida, asegura que estos resultados "dan más esperanzas de que un día seamos capaces de regenerar tejidos individuales en las personas y curar sin cicatrices". De hecho, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ya ha financiado investigaciones sobre este animal, con la esperanza de encontrar una solución para los solddos amputados en Irak o Afganistán.
Los muñones del ajolote
Para descubrir los entresijos celulares de este pequeño anfibio, Kragl y su equipo utilizaron salamandras ajolotes ('Ambystoma mexicanum'), una especie que vive en un lago mexicano que es fácil de criar en cautividad y con unos embriones grandes para estudiar. Cuando un ajolote, que pueden vivir hasta 12 años, pierde una pata, se forma un muñón sobre la lesión que se llama blastema. A las tres semanas tiene una nueva pata.Karlg y sus colegas utilizaron una proteína, la GFP, que modifica las células para hacerlas visibles en verde fluorescente bajo una luz ultravioleta. Esta proteína permite a los científicos seguir las células modificadas desde su origen hasta su destino.
En este caso, utilizaron ajolotes embrionarios y adultos. A los primeros, les inyectaron las células con GFP donde sabían que se convertirían en partes del cuerpo, en concreto células nerviosas, lo que les permitió comprobar cómo se generaba el tejido nervioso. En el caso de los adultos, les injertaron tejidos y órganos que había cogido de los ajolotes transgénicos y cortaron parte de ese tejido injertado para examinar su regeneración.
Su conclusión fue que cada tipo de célula regenera un tejido distinto, salvo en el caso de las células de la piel y del cartílago, que a veces intercambian sus funciones. "Una vez que se entiende cómo se regeneran las salamandras, podremos saber por qué no lo hacen los mamíferos, lo que puede ser útil para tratar el cerebro humano y otras enfermedades", aseguran Maden.
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