Como un minero en busca de oro, la NASA espera que su robot en Marte arroje resultados cuando aterrice el domingo cerca del polo norte del planeta rojo para realizar excavaciones durante 90 días.
El Phoenix Mars, con tres patas y equipado con un brazo excavador, va a explorar una región del ártico de Marte en la que se piensa existe una reserva de hielo bajo la superficie.
El Phoenix carece de las herramientas necesarias para detectar señales de vida, ya sea actuales o del pasado. Sin embargo, estudiará si el hielo alguna vez se derritió y buscará rastros de compuestos orgánicos en esa capa para determinar si la vida pudo haberse desarrollado en el lugar.
Antes de que este geólogo robótico pueda excavar, deberá sobrevivir una caída por la atmósfera marciana. Pese al enorme éxito de los dos exploradores de la NASA en Marte, que aterrizaron en el 2004, más de la mitad de los intentos de posarse sobre la superficie del planeta han fracasado.
"Es como el nerviosismo del primer día", dijo Ed Sedivy, administrador del programa en Lockheed Martin Corp., que construyó el Phoenix. "Existe mucho entusiasmo, pero también mucho nerviosismo".
Lanzado a mediados del año pasado desde Cabo Cañaveral, Florida, el Phoenix ha viajado 680 millones de kilómetros (422 millones de millas) para el aterrizaje del domingo.
Su principal herramienta es un brazo robótico de casi tres metros de aluminio y titanio capaz de excavar zanjas de hasta 0,60 metros (dos pies) de profundidad. Una vez que el hielo quede expuesto, Phoenix empleará un taladro para perforarlo.
"Será como una zona de construcción", dijo Ray Arvidson, de la Universidad Washington en San Luis, Misurí, y colíder de la misión. Pronosticó que el hielo va a "estar tan duro como una acera".
Muestras de hielo y suelo serán llevadas a bordo del laboratorio del Phoenix, donde serán horneadas para analizar sus vapores en busca de compuestos orgánicos.
El Phoenix carece de las herramientas necesarias para detectar señales de vida, ya sea actuales o del pasado. Sin embargo, estudiará si el hielo alguna vez se derritió y buscará rastros de compuestos orgánicos en esa capa para determinar si la vida pudo haberse desarrollado en el lugar.
Antes de que este geólogo robótico pueda excavar, deberá sobrevivir una caída por la atmósfera marciana. Pese al enorme éxito de los dos exploradores de la NASA en Marte, que aterrizaron en el 2004, más de la mitad de los intentos de posarse sobre la superficie del planeta han fracasado.
"Es como el nerviosismo del primer día", dijo Ed Sedivy, administrador del programa en Lockheed Martin Corp., que construyó el Phoenix. "Existe mucho entusiasmo, pero también mucho nerviosismo".
Lanzado a mediados del año pasado desde Cabo Cañaveral, Florida, el Phoenix ha viajado 680 millones de kilómetros (422 millones de millas) para el aterrizaje del domingo.
Su principal herramienta es un brazo robótico de casi tres metros de aluminio y titanio capaz de excavar zanjas de hasta 0,60 metros (dos pies) de profundidad. Una vez que el hielo quede expuesto, Phoenix empleará un taladro para perforarlo.
"Será como una zona de construcción", dijo Ray Arvidson, de la Universidad Washington en San Luis, Misurí, y colíder de la misión. Pronosticó que el hielo va a "estar tan duro como una acera".
Muestras de hielo y suelo serán llevadas a bordo del laboratorio del Phoenix, donde serán horneadas para analizar sus vapores en busca de compuestos orgánicos.
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