ZDNet dedica una galería de imágenes a lo que denomina el “annoying software”, y en la mayor parte de los casos no puedo estar más de acuerdo. En algunos casos se trata de molestias relativamente “necesarias”, males por los que hay que pasar. En otros, se trata de programas simplemente malos, recursos mal aprovechados, afanes de protagonismo completamente injustificados o directamente comportamientos invasivos e incómodos, pero todos tienen algo en común: dan la lata para dar y regalar.
Mi favorito de toda la vida: el Real Player, sobre el que escribí hace ya más de tres años, un programa cuyo formato veo cada vez menos y eso se convierte en algo que no podía alegrarme más. Le tengo verdadera manía: además de actualizaciones constantes, de ocupar espacio en la barra o de lanzar mensajes intrusivos cada dos por tres, resulta que cada vez que lo actualizabas intentaba sigilosamente cambiar las atribuciones de tos extensiones para hacerse con toda tu biblioteca cada vez que lanzabas un archivo. Infumable de verdad.
Además, cosas como los obsesivos sistemas de updates de Windows, de Apple o de Norton: vale que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, pero es que acaba uno teniendo pesadillas con la extrema vocación de pedirle a uno que resetee la máquina siempre en virtud de la Ley de Murphy, cuando peor te viene y estás en medio de un ataque de inspiración o a punto de acorralar a tu peor enemigo en el juego de turno. Además, cosas como la Toolbar de Yahoo!, que intenta afanosamente convertirte a la religión yahooligan y cambiar tu página de inicio, tu motor de búsqueda y hasta tus ideas políticas si te descuidas. O Java, que siendo algo que el usuario no tendría ni que tener delante, lleva años sintiéndose la reina de la fiesta y queriendo tomar todo el protagonismo. O Outlook, seguramente uno de los programas que más me convenció para abandonar el mundo Windows y que me genera más alegría cada vez que disfruto de mi combinación Gmail + Google Calendar + BlackBerry y pienso en lo que me quité de encima…
Toda una galería de software incómodo, molesto o manifiestamente mejorable en sus comportamientos, de ese que provoca qu periódicamente envíes recuerdos cariñosos a la familia de quien lo programó. ¿Y tú, qué? ¿Algún deseo de venganza? ¿Alguna víctima que añadir a la lista?
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