La autoridad educativa gubernamental del Reino Unido, Becta, ha publicado un informe titulado “Microsoft Vista and Office 2007“, en el que desaconseja de manera clara e inequívoca la adopción del sistema operativo y la suite ofimática de Microsoft en las instituciones educativas británicas (Information Week, Barrapunto), por suponer un coste elevado e injustificado a cambio de unos beneficios muy dudosos, discutibles y poco claros.
El tema me trae a la cabeza algo para mí mucho más relevante que un simple “quítame allá esas licencias (algo que aunque para Microsoft puedan llegar a suponer unas pérdidas de millones de dólares en el sector público británico, no deja de ser un problema exclusivamente de la compañía y no nuestro). El problema va mucho más allá, y es ni más ni menos que el ver qué estudian tus hijos, sobrinos o primos en esa asignatura de su colegio denominada “Informática” o “Tecnología”. El resultado que te encontrarás, a poco que solicites el temario, resulta completamente desolador: en un número preocupantemente elevado de casos, la supuesta asignatura de “Informática” consiste en su gran mayoría ni más ni menos que en cursos para enseñar a los niños a manejar el Office de Microsoft, el Word, el Excel y el PowerPoint, impartidos además por un profesorado habitualmente carente de la cualificación necesaria para impartir la asignatura, y que en gran medida por ello prefieren apoyarse en esos “cursillos pre-empaquetados” que les resultan sumamente sencillos de enseñar con una formación mínima. ¿Qué ocurriría si la asignatura de Matemáticas fuese impartida por alguien que ha recibido “un cursillo de matemáticas mediante el uso de la calculadora Casio”, y en lugar de intentar enseñar a los niños los fundamentos y principios de la asignatura, les enseñase únicamente a teclear operaciones de una forma determinada, que puede cambiar en al siguiente version?
La situación de la denominada “Informática” en los colegios evoca completamente aquella obra maestra de Pink Floyd, “Another brick in the wall“, en el que los niños iban pasando por una cadena de cintas transportadoras que los terminaba trasladando a una máquina para picar carne: ¿quién y en qué momento decidió que algo tan importante como la futura formación tecnológica de nuestros hijos iba a consistir en enseñarles el manejo de los productos de una empresa privada, que resultan además tener una filosofía que aleja al usuario del verdadero conocimiento tecnológico? Seguramente no sea éste un mal momento para leer aquel texto de Richard Stallman del 2003 acerca de porqué las escuelas deberían usar exclusivamente software libre, y para intentar entenderlo desde un punto de vista neutral y alejado de toda visión talibán o sectaria.
No se trata de que haya que enseñar a los niños Linux en lugar de Windows. Resulta absurdo intentar reducir el problema a un razonamiento tan simplista. Se trata de ser capaz, mediante los profesores adecuados, de transmitir lo que de verdad está detrás del nombre de la asignatura: cómo funciona una máquina, cómo entenderse con ella, cómo extraerle un valor, y cómo hacerlo, además, de una manera completamente independiente a la versión de sistema operativo o los programas que tenga a bien tener instalados. Enseñar a los niños que la “Informática” consiste en utilizar Windows y Office es crear una visión completamente distorsionada de la realidad, el auténtico sueño húmedo de una empresa a la que hemos permitido servirse de un profesorado inadecuado y de nuestras instituciones educativas para crear “obreros especializados” únicamente en el manejo de sus herramientas. Una empresa que proporciona esas herramientas a las escuelas con grandes descuentos para poder después seguir vendiendo las licencias a los usuarios para utilizarlas en sus casas o una vez que terminan esa fase de su educación, que intenta convencernos de que enseñar algo diferente supone “aislar” a los niños o “no prepararlos para la realidad empresarial”, una idea completamente falaz en sí misma y con un peligrosísimo componente de profecía autocumplida: “(si me permitís hacer esto), eso es lo que pasará”.
Si tienes hijos, sobrinos, primos pequeños, etc., haz la prueba: obtén el temario de la asignatura de Informática, y revísalo con cuidado. Estamos hablando de preparar a toda una generación para vivir de cara a la tecnología, de que sean capaces de que un ordenador haga lo que ellos quieran, no lo que el propietario del software quiere que haga. De prepararlos de verdad, no con unas herramientas y formatos que mañana serán completamente distintos para servir los intereses comerciales de una empresa determinada. Hablamos de interesarnos por lo que estudian nuestros hijos, y de entender que la vía que se está siguiendo en una gran mayoría de instituciones está basada en un peligrosísimo cóctel compuesto por ignorancia, intereses comerciales y mentiras. Una auténtica barbaridad. La asignatura de Informática o Tecnología es mucho más importante para el futuro de tus hijos de lo que aparenta su escaso peso en el currículo: aprende a controlar sus contenidos y a entender lo que están haciendo con ella y los intereses que está sirviendo.
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