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2010/11/01

Factoría de aplicaciones

El primer dinero lo consiguió contando chistes en el iPhone. Raimundo Alonso-Cuevillas es el director general de Mobivery, una fábrica de aplicaciones para los móviles, creada hace dos años a la sombra del iPhone, y que hoy cuenta con 42 empleados y oficinas en Madrid, Barcelona y Sevilla.
Mobivery (acrónimo de Mobility Everywhere, movilidad en cualquier parte) ha desarrollado 11 de las 29 aplicaciones consideradas como imprescindibles por la tienda de Apple, donde los propietarios de un móvil iPhone, un reproductor iPod Touch o de la tableta iPad puedan descargárselas en sus aparatos. Unas son gratuitas, otras no.
El director general de Mobivery, revela que, para alcanzar los seis millones de descargas de alguna de estas aplicaciones, antes hubo que hacer muchas pruebas piloto para comprobar que todo funcionaba correctamente. "Para eso tenemos Mobiguo, nuestro departamento de investigación, el lugar en el que experimentamos e innovamos las soluciones que luego aplicamos a nuestros clientes. El 20% de nuestra facturación va para la investigación".
Con más de 50 clientes corporativos -entre otros, Sanitas, Páginas Amarillas, L'Oréal, Carlsberg, la Empresa Municipal de Transportes (EMT), de Madrid, el Fútbol Club Barcelona-, Mobivery salió al mercado en el año 2008, coincidiendo con el lanzamiento del iPhone en España, aunque en aquel momento la empresa se llamaba Mi Mundo iPhone.
Alonso-Cuevillas, licenciado en Ingeniería de Telecomunicaciones por la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC), trabajaba para la operadora Telefónica en el lanzamiento del teléfono de Apple en España, cuando decidió dedicarse por entero a las aplicaciones para los teléfonos móviles.
Al poco tiempo consiguieron el primer éxito con Chistes. "La aplicación permitía llevar en el iPhone y el iPod Touch cientos de chascarrillos, clasificados por temáticas". La de más éxito: los chistes de franceses.
Después fueron llegando otras, siempre básicas, como iBicing (mapa de las estaciones de bicis de Barcelona) o iGasolina (mapa de las gasolineras más baratas cerca de dónde estás), Push the Button y Hold the Button (juegos en competición mundial).
En dos años, se han descargado más de siete millones de aplicaciones de Mobivery, un 20% de ellas son gratuitas, pero para el resto hay que pagar entre 0,79 euros y 3,99. Los chistes solo son superados por otra aplicación, la del Pulpo Paul, que en paz descanse.
La empresa no se para en el producto final, también da herramientas al cliente: la aplicación se llama Malcón. "Se trata de un producto único en el mercado, un servicio basado en tecnología web 2.0 que permite al consumidor gestionar de manera integral el ciclo de vida de la aplicación y mantener el nivel de calidad y actualización del servicio", explica Alonso-Cuevillas.
"Se trata de apostar por la autonomía del cliente". El objetivo es que este actualice sus aplicaciones en tiempo real, modifique los contenidos, gestione publicidad e informe a los usuarios, logrando independencia del proveedor tecnológico y de las tiendas de aplicaciones. "Ninguna cautividad, todo autonomía", resume el jefe de Mobivery. Quizás por eso, pronto todas sus aplicaciones servirán para los móviles Android.

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