El gran superordenador de referencia de España es el MareNostrum. Construido en la capilla desacralizada de la Torre Girona, junto al Campus de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC), el superordenador ha evolucionado para aumentar sus posibilidades y ofrecer mucho más rendimiento a la investigación universitaria y de empresa. Su última evolución es la tercera desde que se estrenó por primera vez en abril del 2005. En realidad, se ha construído un ordenador nuevo desde el pasado verano. Mediante un complejo proceso, fue desmantelada la segunda versión y se reorganizó toda la instalación, con nuevo sistema de refrigeración y cableado.
El Marenostrum III nace con 48.896 procesadores constituídos por 6.223 chips Intel Sandy Bridge que funcionan a 2,6 GHZ. El superordenador instalado en Barcelona es ahora 10 veces más potente que su antecesor. Su capacidad es de 1,1 petaflops, lo que significa que puede realizar 10 elevado a 15 operaciones cada segundo. Un FLOPS (con S final) es el acrónimo en inglés de operaciones de coma flotante por segundo, una medida de rendimiento para ordenadores de gran capacidad. El rendimiento del MareNostrum es, de esta manera, 1,100,000,000,000,000 operaciones por segundo.
Cuando hablamos de este tipo de ordenadores todo es a lo grande. La instalación del nuevo MareNostrum ha precisado 71 kilómetros de fibra óptica. Sus cerca de 50.000 procesadores son capaces de trabajar de forma coordinada para combinar una gran cantidad de datos. La utilidad de este tipo de máquinas permite desde construir modelos del clima, sintetizar nuevas sustancias químicas, como fármacos, o reconstruir de forma virtual un corazón humano para que los científicos encuentren soluciones y curas a las enfermedades.
Uno de los últimos grandes proyectos en los que trabaja el MareNostrum es europeo. Se trata de comprender y simular el cerebro humano. El Human Brain Project, en el que participan 135 centros de investigación europeos, tiene como objetivo conocer todo sobre el cerebro a partir de seis plataformas de investigación en un ambicioso trabajo que llevará diez años. Sin computadoras como el MareNostrum, no sería posible.
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