La imagen de diferentes tipos reales de orina humana, fue tomada por la científica Heather West que trabaja en el área de patología de un laboratorio en Estados Unidos. Ella nos cuenta a qué se deben los diferentes colores.
1.- Púrpura. Es de un paciente con fallo renal completo.
2.- Azul. El más raro. Puede deberse a medicamentos o químicos.
3.- Verde oscuro. Posible infección urinaria.
4.- Verde según West, se trata de dilución de orina azul.
5.- Transparente. Cuando se administra demasiado suero, la orina puede ser así.
6.- Amarillo.El color normal. Se debe al pigmento urocromo.
7.- Amarillo denso. Heather West, nos cuenta que se debe a una infección.
8.- Naranja. Algunos antibióticos oscurecen la orina.
9.- Marrón. Puede indicar algún problema en el hígado.
10.- Rojo claro. Asusta, pero una causa es comer mucha remolacha.
11.- Rojo. Puede deberse a una infección, o piedras en el riñón.
12.- Rojo oscuro. Lo más probable es que se orine sangre. ¡Al médico ya!
"Tómese una cantidad de orina (no menos de 50 o 60 cubos llenos); déjese en infusión en un tonel grande de madera de roble, hasta que se pudra y críe gusanos, lo que hará en 14 o 15 días". Así comienza una de las recetas para obtener fósforo, escrita por el científico inglés Robert Hooke en 1726 e inspirada en el trabajo de Henning Brand. Este alquimista alemán dedicó toda su vida a buscar una prueba de la conexión divina entre el oro y el áureo líquido que destilan nuestros riñones. No se sabe con certeza cuánta orina acumuló Brand a lo largo de los años, pero su trabajo constituyó el primer esfuerzo científico que condujo al descubrimiento de un nuevo elemento: el fósforo.
Pese a la mínima distancia gramatical, Brand nunca consiguió salvar el trecho químico entre oro y orín, y murió a finales del siglo XVII ignorante de las riquezas que se escondían entre sus cubas amoniacales. Precisamente, ese buqué distintivo de la orina, el amoníaco, es uno de los primeros tesoros descubiertos por el ser humano. Antes de que lográramos sintetizar diferentes químicos, la orina era una fuente rápida y cuantiosa de urea que, almacenada durante mucho tiempo, se convierte en amoníaco, esencial para curtir pieles de animales y preservar el blanco de la ropa... o de los dientes españoles. Al menos, así lo refleja una poesía que el romano Cayo Valerio Catulo dedicó a un tal Egnatius: "Ahora eres celtibérico, y en el país de Celtiberia lo que cada hombre mea acostumbra a utilizarlo para cepillarse los dientes (…). Que tus dientes estén tan pulidos solo muestra que estás más lleno de pis."
Obviamente, Egnatius no era uno de los favoritos de Catulo, y por eso minaba su sonrisa con dinamita poética... y también real. La pólvora precisa carbón, sulfuros –elementos fáciles de conseguir– y también salitre (nitrato de potasio). Pero este solo comenzó a sintetizarse en el siglo XX. Previamente, quienes quisieran armarse de explosivos seguían antiguas recetas, como las del manual Instrucciones para fabricar salitre, del médico y geólogo Joseph LeConte, de 1862. Allí se puede leer: "Es necesario abastecerse de una gran cantidad de abono podrido que debe ser humedecido constantemente con orina. La mezcla será removida cada semana, y cuando el nitrato asoma superficialmente por evaporación, ya no es necesaria más orina".
Afortunadamente, hoy los científicos recurren a nuestro "chardonnay" natural para propósitos menos extraños, aunque igual de sorprendentes. Expertos de la Clínica de Fertilidad In Vitro del Hospital William Beaumont, de Michigan, utilizan derivados de la orina para tratar la infertilidad. Aprovechando que la glándula pituitaria segrega hormonas que estimulan las gónadas, los científicos utilizan dichas hormonas para inducir la ovulación en mujeres que no producen óvulos de forma natural. En la Academia China de las Ciencias, un equipo liderado por Duanqing Pei ha encontrado el modo de extraer células humanas de la orina y reprogramarlas como neuronas con la intención de combatir enfermedades neurodegenerativas.
La bebida de los ecologistas
Pero la orina también puede ser usada para disminuir los efectos de la contaminación. En España, Manuel Jiménez Aguilar, del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de la Junta de Andalucía, propone usarla para absorber CO2. En un trabajo publicado en Journal of Hazardous Materials, Jiménez Aguilar señala que: "Por cada molécula de urea en la orina se produce una cantidad de bicarbonato amónico y otra igual de amoníaco que podría ser usada para capturar una porción idéntica de CO2 atmosférico". Para conseguirlo hay que mezclar la orina con alpechín (pasta centrifugada de aceitunas). El líquido obtenido se podría introducir en las chimeneas de las fábricas y las casas, y en los sistemas de combustión de coches para que filtre el dióxido de carbono. Según Jiménez Aguilar, "las emisiones de CO2 podrían reducirse hasta un 1%".
Pero el mayor motín de la micción lo protagoniza David Wishart. Este científico de la Universidad de Alberta, en Canadá, ha escrito la "enciclopedia del pis". A lo largo de 7 años ha examinado toda la literatura relacionada y realizado centenares de análisis para descubrir más de 3.000 compuestos químicos en la orina. "Es un biofluido increíblemente complejo", señala Wishart. "No teníamos idea de que habría tantos componentes en lo que desechamos al váter." Comparada con otros fluidos, como la saliva y el líquido cerebroespinal, la orina contiene entre 5 y 10 veces más compuestos y mayor diversidad química. "Teniendo en cuenta que existen 356 clases de químicos en el cuerpo humano", agrega Wishart, "la diversidad de la orina es sorprendente". Tanto que su equipo encontró 480 compuestos que nunca habían sido señalados en la sangre, rompiendo así con la idea de que los químicos encontrados en el pis están sujetos a los de la sangre.
Diagnósticos más rápidos y eficaces
El metaboloma (el conjunto de los químicos de un organismo o tejido) del pis elaborado por Wishart podría modificar los análisis del futuro. "La mayoría de los libros de texto hasta ahora no reconocían más de 100 compuestos químicos", explica Wishart, "y los análisis de orina solo buscan seis o siete de ellos. Multiplicar esto por un factor de 30 será un cambio enorme". Gracias a ello, los científicos podrán diagnosticar cáncer de colon y próstata, detectar celíacos, neumonía y el rechazo a órganos trasplantados. Pero el metaboloma, disponible para consulta en internet, servirá también a nutricionistas, que descubrirían la reacción a ciertos alimentos, y a ambientalistas, que podrán señalar a qué agentes contaminantes estamos expuestos.
Aunque quizá algunos prefieran no saber que en su orina puede haber trazas de uranio, torio y nitroglicerina, mientras siguen practicando el adagio de "quien a buen árbol se arrima, nadie le ve cuando orina".
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