Miles de personas han descubierto estos días que WhatsApp es de pago. No es ninguna novedad, aunque tal vez sí sorpresa, ya que al darse de alta del servicio se aceptaban las condiciones de la aplicación, entre las que se incluía el pago anual de 89 céntimos en el caso de los Android (tras un primer año de gratuidad) o el pago de por vida, en el caso de los iPhone. El coste, 0,89 euros.
“Es una oferta fantástica por lo que ofrecemos (chat, audio, vídeo, foto en el perfil, bloqueo para preservar la intimidad...)”, explicaba en la sede de la empresa su cofundador Brian Acton, en una entrevista a EL PAÍS, en julio del pasado año.
A diferencia de otros servicios similares, WhatsApp ni se anuncia ni permite anuncios en su aplicación. “Te fías más de un amigo que de cualquier otra fuente, ¿no?”, decía Acton. “Todo va ligado a nuestro rechazo a la publicidad”, añadía su compañero Jan Koum. “La experiencia siempre es mejor si no tienes molestos banners que te distraen”.
Las operadoras no parecen contentas con la proliferación de este tipo de aplicaciones, que han rebajado considerablemente el envío de SMS (a 15 céntimos de euro). El primer movimiento de las telefónicas para contrarrestar WhatsApp consistió en regalar mensajes de texto ilimitados a sus clientes que contratasen tarifa de conexión a Internet. No ha sido suficiente y se han unido para crear su propia versión con Joyn, una aplicación anunciada a bombo y platillo durante la edición 2012 del Mobile World Congress. Inicialmente Joyn llegó instalado en los móviles que subvencionan los operadores. Poco a poco ha ido languideciendo, hasta el punto de ser irrelevante. Tanto que ni aparece entre las más descargadas.
Apple dio una vuelta de tuerca a los SMS del iPhone. iMessage unifica los mensajes cortos de texto o multimedia tanto en iPad como ordenadores Apple. La ventaja es que entre dos poseedores de un iPhone los envíos son al estilo WhatsApp, usando la tarifa plana de datos. Con el resto de móviles sí es de pago.
Samsung ha hecho un planteamiento algo más ambicioso. Su programa se llama ChatOn, Funciona como WhatsApp, pero añade detalles estéticos y guiños parecidos a Line y, además, no es imprescindible tener un móvil de esa marca, aunque sí de Android.
Facebook, con más de mil millones de usuarios registrados y la conquista del móvil como reto, ha creado Messenger. Acaban de añadir conversaciones en grupo y llamadas de voz gratis entre usuarios de la aplicación en EE UU y Canadá.
En España hay dos intentos por entrar en el negocio de la mensajería instantánea. Uno viene de la mano de la red social Tuenti. Su propuesta quiere generar tanta adición en la pequeña pantalla como tuvo en su momento en el ordenador.
También es producto nacional SpotBross, gratis tanto en Apple como en Android; con 10 trabajadores acaba de superar en cuatro meses de vida el primer millón de usuarios.
Su ritmo de crecimiento es superior al que tuvieron Facebook y Twitter en sus inicios. Según los creadores, el 71% de las descargas proceden de España, un 14% de México, un 8,2% de Venezuela y un 4% de Colombia. Su punto fuerte es la privacidad, pues borran todo el historial de sus servidores a los 30 días del envío.
Todos ellos son alternativas al WhatsApp, si alguien se ha sentido engañado por el anuncio del cobro. Aunque todos gratuitos, algunos insertarán publicidad y otros solo se entenderán entre móviles de un mismo sistema. Que cada cual sopese si WhatsApp se merece 0,89 euros al año.
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