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2012/02/20

Por qué dejé Facebook

Fátima(*) fue a la boda de una amiga. Se lo pasó genial y tomó unas copas de más. Nada fuera de lo normal. Bailó mientras los flashes de las cámaras de fotos alumbraban la pista tras el banquete. Al lunes siguiente, ya en el trabajo, el comentario le cayó como un ladrillazo en toda la frente: "¡Qué vestido más guapo llevabas en la boda!". "Me habían etiquetado sin darme cuenta y todos los compañeros de mi trabajo que tenía en Facebook me vieron en fotos con un pedo como un piano", comenta esta madrileña en la mitad de la treintena. Fátima lo tuvo claro y abandonó la red social: "Decidí que mi vida no interesaba a nadie y que tampoco quería recuperar viejas amistades. Si quiero quedar con alguien, le llamo por teléfono y nos vemos para un café".
Facebook tiene más de 845 millones de usuarios, con lo que cada vez está más cerca de alcanzar al país más poblado del mundo, China, con 1.300 millones de habitantes. Cada día, 483 millones de personas -una población comparable a la de toda la UE- entran para actualizar sus estados, compartir enlaces o ver fotografías colgadas por sus amigos.

"Nuestra misión es hacer del mundo un lugar más abierto y más conectado", afirma la compañía, creada por Mark Zuckerberg en 2004, en su esperado folleto de salida a Bolsa, presentado hace pocas semanas y en el que la red social alcanza una valoración de entre 75.000 y 100.000 millones de dólares.

Adicciones y broncas

Pese al indudable éxito de la 'marea azul' de Facebook, algunas personas optan por un mundo 'menos conectad'. "Yo lo dejé porque era increíblemente adictivo y perdía muchísimo tiempo", explica Sonia, una médico madrileña de 35 años. En cada visita los usuarios de la red suelen pasar 20 minutos de media.
Las personas que deciden abandonar el lugar suelen argumentar parecidas razones: pérdida de tiempo, relaciones superficiales o falta de privacidad. La última parte es en la que la red social ha avanzado más, en gran parte obligada por las autoridades de diferentes países. Desde hace un tiempo, el usuario tiene más opciones sobre qué quiere compartir y con quién.
"En mi caso hubo un motivo concreto, una bronca con un familiar muy cercano. Después del enfado, fui a excluirlo de la lista de amigos. Pero, en el momento de hacerlo, me sentí un poco ridículo y pensé que mejor me eliminaba a mí mismo. Suena a broma pero ocurrió así", explica Alberto, que afirma que se mantiene en otras redes, como Twitter, por motivos laborales.

La declaración de 'no amistad'

Hay otros usuarios que antes de dar el salto extremo de desaparecer de Facebook toman otras medidas. La 'criba' de contactos es la más común aunque no está exenta de efectos no deseados. "Al principio, con el 'calentón' de lo nuevo agregué a muchísima gente. Pero luego cuando vi cómo funcionaba, me empecé a arrepentir. Añadí a una antigua compañera de preescolar. Me di cuenta al poco que, en realidad, no la conocía de nada y que podía ver todas mis fotos. Llegué a tener 300 amigos y entonces empecé a eliminar a decenas", explica Manuel Bernal, un diseñador gráfico gallego que vive en Almería.
El dilema de eliminar o no a un 'amigo' no es sencillo de dilucidar. Una de las actitudes que más se repiten en la red social suele ser el narcisismo, fomentado por la acumulación de 'Me gusta' y comentarios en las entradas más ingeniosas. Por tanto, en un entorno en el que se busca la aprobación social, el hecho de que alguien elija para ti la opción 'Unfriend' -eliminar de tu lista de amigos- es el mayor desagravio posible.
"La gente se lo tomó fatal. Varias personas me escribieron para preguntarme por qué lo había hecho. Una chica que apenas conocía, la ex pareja de una amiga, me dijo: 'Me has eliminado. Es un error, ¿no?' Creo que la gente se lo toma peor que si no la saludas por la calle", añade Manuel.

"Estábamos pasando una fuerte de crisis de pareja. Me obsesioné y miraba incontables veces su muro al día para ver qué hacía y qué decía. Así que al final decidí eliminarla de los amigos por salud mental. En cuanto se enteró ella se lo tomó como una señal clara de ruptura, más que cualquier otra conversación que hubiéramos tenido sobre nuestros problemas", explica Juan, un ingeniero que trabaja en León.
Consciente también de que algunos usuarios son mucho más activos que otros -o sencillamente unos son más amigos que otros-, la red social permite moderar la frecuencia de actualizaciones de los diferentes amigos que aparecen en la página principal y desde hace poco también se pueden marcar algunos de ellos como 'favoritos'.

Dejar la cuenta en barbecho

Para evitar que los usuarios abandonen completamente cuando se ven sobrepasados por la vida social en la plataforma, Facebook permite "desactivar" la cuenta. La opción te convierte en 'casi invisible' para todos tus amigos, que no podrán ver tus comentarios, fotos o incluso tu perfil pero te podrán seguir etiquetando en fotos e invitando a eventos.
De hecho, todo se reactivará de nuevo con sólo volver a introducir tu nombre de usuario y contraseña. "Yo básicamente tenía Facebook para 'espiar' lo que hacía mi novia de entonces ya que nunca me ha gustado mucho. Cuando cortamos, desactivé la cuenta y sólo meses después la volví a activar para tener contacto con una amiga que vive lejos porque es la mejor forma que he encontrado para hablar con ella", detalla Víctor, un joven granadino de 28 años.
Igor es uno de los de cada vez más extraños casos de los que no ha tenido nunca cuenta en la red social. "La verdad es que no me registré cuando apareció por fastidiar. En general, gente que habitualmente no contactaba conmigo por ningún otro medio me enviaba invitaciones para 'mantenernos en contacto'. ¿Qué contacto? ¿El que no tengo habitualmente con otros medios más sencillos?", cuenta este leonés de 32 años que sigue rechazando formar parte de los 15 millones de usuarios de Facebook en España.

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