Robert N. Proctor, primer historiador que en 1998 testificó contra las tabaqueras, ha pagado ya 50.000 dólares en honorarios legales para defenderse de una indus-tria que ha tratado de evitar que publicara su último libro, Golden holocaust: origins of the cigarette catastrophe and the case for abolition ("Holocausto dorado: orígenes de la catástrofe tabaquera y el caso por la abolición"). En él, este profesor de la Universidad de Stanford (EEUU), que recuerda que la mitad de la gente que fuma morirá por su hábi-to, recuerda el memorándum en el que Philip Morris reconoce querer ocultar la radiactividad del humo del tabaco para no "despertar a un gigante durmiente". Con un entusiasmo palpable, incluso a través del correo electrónico, responde este cuestionario para Público.
¿Cuáles son las estrategias actuales de desinformación de la industria tabaquera?
La industria reina haciéndose prácticamente invisible; incógnito ergo sum. Propaga el mito de que el tabaco es un problema "resuelto" y que las empresas son "responsables". Pero no han admitido que ocultaron los riesgos, comer-cializaron a niños, manipularon instituciones políticas, mantuvieron la nicotina, adictiva como la heroína o la cocaína, en sus propductos para crear la adicción
Usted advierte de que hay muchos investigadores que están financiados por tabaqueras, "la mayor violación de la integridad académica desde los nazis"
Un hongo crece mejor en la oscuridad y el sol es el mejor desinfectante. Necesitamos políticas de transparencia para todos los académicos que trabajan en la universidad. Ahora pueden volar bajo el radar fácilmente.
Ha dicho que tras la II Guerra Mundial, dentro del Plan Marshall, el tabaco era parte de la ayuda exterior. Por cada dos dólares de alimentos, se suministraba uno de tabaco. ¿Ocurre actualmente en los países menos desarrollados?
No creo que lo estén regalando, pero desde luego lo venden barato. Los cigarrillos en muchas partes del mundo cuestan la décima parte que en los países ricos. La energía se enfoca a la manipulación de gobiernos locales y acuerdos comerciales. Las tabaqueras cuentan con muchos medios. Recor-demos que Philip Morris International está valorada en 130.000 millones de dólares
Usted recomienda reducir la nicotina y aumentar el pH del cigarrillo (hacerlo más alcalino), ¿se puede lograr?
Técnicamente es fácil de eliminar el 97% de la nicotina con tecnologías de extracción de fluidos supercríticos, o simplemente mediante inmersión en agua. Pero la industria tabaquera luchará contra esto hasta la muerte. Se ha dirigido un gran esfuerzo a hacer humo "más suave", fácil de inhalar, motivo por el que agregan mentol (efecto anestésico) y chocolate (que contiene un broncodilatador, la teobromina). Volver a un humo áspero [más alcalino] dificultaría la inhalación y virtualmente eliminaría el riesgo de cáncer de pulmón.
También menciona el impacto ecológico del cigarrillo, como la deforestación para plantaciones, la provocación de incendios, etc. Viendo el fracaso de la cumbre del cambio climático en Durban, ¿cree que este aspecto llegará a tenerse en cuenta?
El mundo entrará en razón cuando la meteorología sea suficientemente violenta y los días de más de 40 grados sean habituales en Madrid. Necesitamos un estilo de vida menos consumista. No hay espacio para los cigarrillos en un mundo respetuoso con el medio ambiente. A la mayoría de fumadores les gustaría dejarlo. No es una forma de libertad, sino de esclavitud, por lo que debería ser abolido.
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