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2011/07/13

La guerrilla del ganchillo

Es guerrillera. Con los hilos y las agujas de crochet. Hace unos días, dio una charla en la primera Nit de Co-Inspiració, que se celebró en un local del Poblenou de Barcelona, y a finales de agosto se va al tercer encuentro nacional de amigurumi de Alicante. Alicia Roselló ha reinventado el ganchillo, el bordado, la costura y hasta la repostería.
En el 2006, cuando acabó los estudios de diseño digital y Motion Graphics, decidió aparcar el ordenador y llamar a su tía para “aprender ganchillo". "Quería hacer cosas con las manos. Cosas que pudiera hacer yo misma sin la ayuda de la tecnología", cuenta a LaVanguardia.com. También serigrafiaba y cosía. Y se lió la manta a la cabeza. Abrió una tienda en el Born de Barcelona, que bautizó Duduá y que se ha convertido en una pequeña productora mediante la que organiza talleres, exposiciones y eventos como el Concurso de pasteles de fantasía o el Festivalet de cosas hechas a mano, además de impulsar la 'guerrilla del ganchillo'.
¿Guerrilla? ¿Ganchillo? Se trata, dice, de "sacar la técnica de su ámbito habitual" y llevarla a la calle para acercarla a la gente joven, por ejemplo, cubriendo mobiliario urbano con prendas hechas con ganchillo. "Llevamos cinco y cada vez somos más guerrilleros", exclama Roselló, que trabaja en marketing por Internet a raíz de la experiencia conseguida en Duduá.
Su entusiasmo tejedor fue reconocido el pasado mes de mayo por Isabel Coixet en la exposición Smart Future Minds, en la que la 'guerrilla del ganchillo' consiguió el segundo premio. "Es una forma de darle notoriedad a la revolución del Do It Yourself que estamos viviendo ahora", comenta la impulsora del ganchillo freestyle, que consiste en tejer sin patrones ni restricciones.
"Después de años de tecnología estamos volviendo a hacer cosas con las manos, a aprender a ser autosuficientes, aunque combinándolo con Internet, los blogs y las redes sociales", añade. De hecho, confiesa, sin ellas, "esta revolución no habría sido posible". "Nuestro público es joven porque a nuestra generación no le han enseñado ni a coser un botón y mucha gente tiene curiosidad y ganas de aprender". "Si nuestras abuelas hubieran tenido Internet, seguro que todo habría evolucionado más deprisa", insiste la productora, que comparte trucos, ideas, patrones y diagramas en Facebook y Twitter y escribe de forma regular en su blog.
"Cuando empecé el blog, hace cuatro años, era porque no tenía dinero para pagar publicidad convencional y pensé que Internet era un medio más rápido y económico para darme a conocer entre el público joven. Ahora muchos proyectos en los que trabajo han surgido gracias a un mail que me han enviado desde el blog", explica.
Ya prepara la próxima guerrilla para septiembre. Antes, durante el verano, quiere dedicarse a aprender macramé.

La Vanguardia

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