El estudio, coordinado por la OMS y basado en entrevistas con 89.000 personas, indica que la proporción de individuos con depresión a lo largo de su vida es mayor en los países ricos (15%) que en los de ingresos medios o bajos (11%). Los más afectados son Francia, donde el 21% de la población padecerá una depresión, y EEUU, con un porcentaje que supera el 19%. En los países con bajos ingresos estudiados, la proporción de enfermos es menor, con las excepciones de Brasil (18,4%) y Ucrania (14,6%), donde esos sentimientos de tristeza que no desaparecen se atribuyen en parte al desastre nuclear de Chernóbil.
Aunque ha habido trabajos similares en el pasado, es la primera vez que se unifica la metodología en los 18 países estudiados, según expli-ca uno de los 20 autores del estudio, el español Jordi Alonso, del Instituto de Investigación del Hospital del Mar, en Barcelona. "En general, hemos visto que los países asiáticos y africanos presentan menos casos de depresión", explica este médico. "Vemos que hay factores protectores, como disfrutar de una vida familiar consolidada, las redes sociales y otros aspectos que evitan que se desarrolle la enfermedad", subraya.
La pérdida de la pareja
El estudio, publicado en el último número de la revista BMC Medicine, ha confirmado además que algunos factores relacionados con la depresión coinciden en todos los países. Las mujeres tienen el doble de probabilidades de sufrir una depresión que los hombres. Y la pérdida de la pareja, sea por divorcio, separación o muerte, es uno de los principales responsables de la aparición de trastornos depresivos en todas partes."Hemos mostrado que la depresión es una preocupación importante de salud pública en todas las regiones del mundo y que está fuertemente unida a las condiciones sociales. Comprender los patrones y las causas de la depresión puede ayudar a emprender iniciativas globales para reducir el impacto de la depresión en las vidas individuales y la carga para la sociedad", ha declarado la principal firmante del estudio, Evelyn Bromet, de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook(EEUU).
A esta "carga" de la que habla con crudeza Bromet le ha puesto cifras la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental. Según esta organización, la depresión ya es la cuarta causa de discapacidad mundial entre todas las enfermedades y se calcula que, en 2020, será la segunda. En Euro-pa, como recordó la fundación en 2008, "la depresión aparece en varios estudios como la primera causa de discapacidad, por delante de enfermedades como la cardiopatía isquémica, la artritis, el asma o la diabetes". Se cree que uno de cada cinco ingresos hospitalarios relacionados con trastornos mentales está provocado por la depresión.
Antidepresivos triplicados
En España, los pacientes desembolsaron más de 600 millones de euros en antidepresivos en 2007. Las ventas se multiplicaron por tres en el decenio anterior, coincidiendo con el lanzamiento del célebre Prozac. Sin embargo, estudios recientes han puesto en duda la eficacia de estos fármacos. Un trabajo publicado en la revista JAMA en enero de 2010 mostró que, en los casos más graves, la mejora tras consumir antidepresivos es sustancial. Por el contrario, a los pacientes con síntomas de menor gravedad estos fármacos les sirven para lo mismo que si tomaran una pastilla de azúcar. En España, las conclusiones de este estudio se traducirían en que buena parte de los más de 20 millones de enva-ses de antidepresivos vendidos anualmente no debería haber salido de las farmacias.
El nuevo estudio, que emplea datos de las Encuestas de Salud Mental de la OMS, ha desvelado otras sutiles diferencias entre países pobres y ricos: la edad del comienzo de los primeros síntomas de la depresión. En las naciones con bajos ingresos la enfermedad aparece casi dos años antes, a los 24. No obstante, los datos deberán ser revisados en el futuro a la luz de nuevos estudios. Las encuestas de España, por ejemplo, se obtuvieron entre 2001 y 2003.
El expresidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Alberto Fernández Liria, señala que las diferencias constatadas entre países pobres y ricos "no se deben tanto a la renta del país, sino a las diferencias entre rentas altas y bajas dentro de ese mismo país". Esto explicaría los resultados obtenidos en Colombia, donde el 13,3% de la población sufre o sufrirá una depresión, o en Brasil (18,4%), ambos países con una fuerte desigualdad social. Estas proporciones son mucho menores en China (6,5%) o en Suráfrica(9,8%), el único país analizado en el continente africano.
Fernández Liria, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y ajeno a este estudio, apunta varias razones que podrían explicar por qué EEUU está en la cabeza de la tabla, inmediatamente por detrás de Francia. Factores como la naturalidad con la que los estadounidenses ven las enfermedades mentales estarían detrás de esta sinceridad en las encuestas.
Los investigadores excluyeron de su estudio a Nigeria por la "extremadamente baja" proporción de personas con depresión: un 3,1% de la población la padecerá durante su vida, segun los datos que están en manos de los científicos. A su juicio, esta escasez de casos arroja dudas sobre la libertad de los nigerianos a la hora de hablar sobre su salud mental.
En EEUU la situación es radicalmente diferente. Los antidepresivos se anuncian directamente al consumidor, que los acaba percibiendo como si fueran una pastilla para el resfriado. Esta práctica publicitaria está prohibida en muchos países, incluida España.
Sin embargo, el factor más decisivo, a juicio de Fernández Liria, son "las altas expectativas" de los estadounidenses, sin redes sociales ni estatales fuertes para amortiguar los fracasos. "Es un país donde tienes un riesgo importante de perder todo lo que has ganado", explica el psiquiatra. La presión del sueño americano acaba en tristeza. Más de 20 millones de estadounidenses viven con una depresión, según el Instituto Nacional de Salud Mental.
Publico
El nuevo estudio, que emplea datos de las Encuestas de Salud Mental de la OMS, ha desvelado otras sutiles diferencias entre países pobres y ricos: la edad del comienzo de los primeros síntomas de la depresión. En las naciones con bajos ingresos la enfermedad aparece casi dos años antes, a los 24. No obstante, los datos deberán ser revisados en el futuro a la luz de nuevos estudios. Las encuestas de España, por ejemplo, se obtuvieron entre 2001 y 2003.
El expresidente de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, Alberto Fernández Liria, señala que las diferencias constatadas entre países pobres y ricos "no se deben tanto a la renta del país, sino a las diferencias entre rentas altas y bajas dentro de ese mismo país". Esto explicaría los resultados obtenidos en Colombia, donde el 13,3% de la población sufre o sufrirá una depresión, o en Brasil (18,4%), ambos países con una fuerte desigualdad social. Estas proporciones son mucho menores en China (6,5%) o en Suráfrica(9,8%), el único país analizado en el continente africano.
Fernández Liria, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y ajeno a este estudio, apunta varias razones que podrían explicar por qué EEUU está en la cabeza de la tabla, inmediatamente por detrás de Francia. Factores como la naturalidad con la que los estadounidenses ven las enfermedades mentales estarían detrás de esta sinceridad en las encuestas.
Marketing de fármacos
En otros países, muchos encuestados podrían haberse resistido a admitir sus síntomas de depresión. En algunos, como Nepal, no hay instalaciones adecuadas para tratar a las personas con enfermedades mentales, así que muchos acaban en prisión. Y en los países más pobres, sin acceso a ningún tipo de tratamiento, los enfermos no estarían en condiciones de responder al cuestionario de la OMS.Los investigadores excluyeron de su estudio a Nigeria por la "extremadamente baja" proporción de personas con depresión: un 3,1% de la población la padecerá durante su vida, segun los datos que están en manos de los científicos. A su juicio, esta escasez de casos arroja dudas sobre la libertad de los nigerianos a la hora de hablar sobre su salud mental.
En EEUU la situación es radicalmente diferente. Los antidepresivos se anuncian directamente al consumidor, que los acaba percibiendo como si fueran una pastilla para el resfriado. Esta práctica publicitaria está prohibida en muchos países, incluida España.
Sin embargo, el factor más decisivo, a juicio de Fernández Liria, son "las altas expectativas" de los estadounidenses, sin redes sociales ni estatales fuertes para amortiguar los fracasos. "Es un país donde tienes un riesgo importante de perder todo lo que has ganado", explica el psiquiatra. La presión del sueño americano acaba en tristeza. Más de 20 millones de estadounidenses viven con una depresión, según el Instituto Nacional de Salud Mental.
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