Avanzar y disparar. La última aventura de Harry Potter en videojuegos deja de lado el halo misterioso de la saga para centrarse en las escenas de acción. Un diseño más o menos sólido, aunque lejano del que impregna a las novelas y películas.
Más que a una película de magos, recuerda al duelo de OK Corral. El protagonista, como Potter, Hermione o Ron, debe acabar con su varita con todos los enemigos que se cruzan en su camino. No hay rompecabezas ni exploración, sólo un camino entre el principio y el final de la fase poblado de hordas de adversarios.
Como juego de acción está bien resuelto, pese a la escasa inteligencia artificial de los enemigos. La transición de un hechizo a otro en la varita mágica es inmediata, y la elección resulta decisiva para desequilibrar a nuestro favor el enfrentamiento.
Elegir el hechizo apropiado es fundamental. La varita emula con sus rayos a las pistolas y subfusiles de otros juegos. Además, hay diferentes hechizos para romper las magias protectoras de otros magos y para invocar escudos con los que cubrirnos de sus ataques.
Ello, sumado a la cobertura tras los muros y el gran número de adversarios, da un nada desdeñable toque estratégico a la acción.
La poca inteligencia de los rivales se compensa con su gran número. Son incapaces de coordinarse para rodear al protagonista, pero muchas veces pondrán en un aprieto al jugador al dispararle desde distintos flancos mientras están protegidos.
Por su parte, los duelos con jefes finales se basan tanto en la habilidad propia como en fijarse en sus rutinas de ataque.
Los escenarios, gráficamente bien recreados y bastante fieles a las películas, presentan algunos altibajos en cuanto a su jugabilidad. Algunos momentos de acción son notables, como la lucha en Hogwarts y la voladura del puente, pero otros son aburridos, como el paso por las cuevas de las arañas camino de la cámara secreta.
Fuera de la aventura principal, los únicos añadidos que tiene el juego son volver a pasarse los niveles contrarreloj y encontrar unas esferas para desbloquear la 'biblioteca' del juego. En esta sólo aparecen los temas y los modelos en tres dimensiones de los personajes, pero poco más cuenta de la historia.
En definitiva, 'Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte II' es recomendable para los seguidores de la saga que además les gusten los juegos de acción, porque el resto se perderá en las referencias que hace el videojuego o no encontrará en él nada del misterio que sí hay en las novelas.
El Mundo
Más que a una película de magos, recuerda al duelo de OK Corral. El protagonista, como Potter, Hermione o Ron, debe acabar con su varita con todos los enemigos que se cruzan en su camino. No hay rompecabezas ni exploración, sólo un camino entre el principio y el final de la fase poblado de hordas de adversarios.
Como juego de acción está bien resuelto, pese a la escasa inteligencia artificial de los enemigos. La transición de un hechizo a otro en la varita mágica es inmediata, y la elección resulta decisiva para desequilibrar a nuestro favor el enfrentamiento.
Elegir el hechizo apropiado es fundamental. La varita emula con sus rayos a las pistolas y subfusiles de otros juegos. Además, hay diferentes hechizos para romper las magias protectoras de otros magos y para invocar escudos con los que cubrirnos de sus ataques.
Ello, sumado a la cobertura tras los muros y el gran número de adversarios, da un nada desdeñable toque estratégico a la acción.
Altibajos
El juego consiste, básicamente, en avanzar de un punto a otro, proteger a otros aliados mientras desempeñan tareas como abrir puertas y acabar con los jefes enemigos.La poca inteligencia de los rivales se compensa con su gran número. Son incapaces de coordinarse para rodear al protagonista, pero muchas veces pondrán en un aprieto al jugador al dispararle desde distintos flancos mientras están protegidos.
Por su parte, los duelos con jefes finales se basan tanto en la habilidad propia como en fijarse en sus rutinas de ataque.
Los escenarios, gráficamente bien recreados y bastante fieles a las películas, presentan algunos altibajos en cuanto a su jugabilidad. Algunos momentos de acción son notables, como la lucha en Hogwarts y la voladura del puente, pero otros son aburridos, como el paso por las cuevas de las arañas camino de la cámara secreta.
Fuera de la aventura principal, los únicos añadidos que tiene el juego son volver a pasarse los niveles contrarreloj y encontrar unas esferas para desbloquear la 'biblioteca' del juego. En esta sólo aparecen los temas y los modelos en tres dimensiones de los personajes, pero poco más cuenta de la historia.
En definitiva, 'Harry Potter y Las Reliquias de la Muerte II' es recomendable para los seguidores de la saga que además les gusten los juegos de acción, porque el resto se perderá en las referencias que hace el videojuego o no encontrará en él nada del misterio que sí hay en las novelas.
El Mundo
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