"Iba a llegar tarde a clase porque estábamos en un atasco", relata con soltura, como si no estuviese ante más de 100 peronas en el encuentro AppDate, así se le ocurrió a Jorge Izquierdo su primera aplicación. Quería tener una prueba para demostrar que no llegaba tarde por haberse dormido, sino porque estaba en el coche de su padre, en un atasco. uRLate, que suena como 'llegas tarde' en inglés, es el nombre de su programa, inicialmente era de pago. Después decidió hacerla gratuita. El programa toma la una foto, incluye sus coordenadas y la hora en que se tomó. Después, se puede enviar a quien interese, o mostrarlo como prueba teléfono en mano. Se le ocurrió porque "yo voy a clase, pero no soy el que conduce, sin embargo, el enfado de los profesores es para mí".
Esta aplicación podría pasar desapercibida si no fuese porque el autor de la misma tiene 14 años. Acaba de terminar 2º de ESO y tiene tarjeta de crédito. Bueno, no la tiene exactamente, porque solo la usó una vez, para darse de alta como desarrollador. "Hubo un momento en que tenía todo listo, quería publicar la aplicación y no podía. No era mayor de edad y no tenía tarjeta de crédito. Con ayuda de mis padres tuve mi primera VISA, que no he vuelto a ver y, para Apple soy, supuestamente, mayor de edad":
Tuvo la idea inicial en el mes de septiembre pero no fue hasta abril cuando se estrenó su creación en la AppStore. Con un Mac prestado, "era de un amigos de mis padres", matiza, comenzó su labor. No dejó de salir con sus amigos, pero sí perdió alguna hora de sueño. "Decidí levantarme a las siete de la mañana para programar. Primero leía manuales y consultaba en foros, después, empecé a dar forma a la aplicación", relata.
Esta primera experiencia no le ha salido demasiado rentable. En su cuenta como desarrollador tiene nueve euros pendiente de cobrar pero no sabe como hacerlo. "Este mes de julio, paseando perros en Irlanda, he conseguido 50 euros, así que no me ha salido especialmente rentable", aclara con una sonrisa. No se arrepiente de los madrugones. "Quiero seguir aprendiendo", reitera.
Este éxito inicial le ha servido como motivación. Este verano quiere aprender a programar juegos para móviles y conseguir así su meta: un iPhone. "Acabo de estrenar un iPad, aunque lo que yo quiero es un iPhone. Se lo he pedido a mis padres pero piensan comprármelo dicen que tengo que conseguirlo yo", se queja.
Su teléfono actual es un Samsung Ace, con Android. Le gusta, pero no le apasiona. "Es una herramienta interesante, pero no es un iPhone", insiste. Probar este nuevo sistema operativo le ha servido para abrir la mente. Seguramente su próxima creación esté tanto para aparatos Apple como para los del sistema operativo de Google. De momento ha encontrado algunas diferencias: "Android me parece menos limpio, más complicado. Además, la tienda de aplicaciones está más desorganizada".
El Pais
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