Brian May se quitó este miércoles el traje de músico y el de astrofísico y se enfundó el de agitador de conciencias. Ante una audiencia de pioneros espaciales encabezada por Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, el guitarrista de la mítica Queen, doctor en Física y especialista en polvo estelar, hizo un encendido llamamiento pacifista. "La mayor parte de la exploración espacial va ligada a los poderes militares. ¿Estamos contentos con esto? ¿Queremos llevar eso al espacio?", preguntó May al público que asistió a su charla durante el Festival Starmus, que se celebra en Tenerife hasta el viernes.
May criticó que, después de que EEUU consiguiese llegar primero a la Luna en 1969, "los poderes militares miraron hacia otro lado" y se olvidaron del espacio. Además reflexionó sobre el futuro de la exploración espacial y sus peligros. "¿Queremos llevar al espacio el egoísmo y la codicia de las empresas privadas?". En un orden no muy razonable, May criticó que el hombre "encierrea miles de millones de animales" hasta llevarlos a "una muerte violenta y manipulada" y que "miles de personas mueran de enfermedades curables. ¿No deberíamos dejar la puerta del espacio entornada, para no abrirla hasta que podamos enseñar nuestras partes decentes?", dijo.
Antes de la agitación de May, hoy fue un gran día para las viejas glorias. Tres astronautas explicaron la casi totalidad del programa Apolo que llevó a la Luna al primer y al último hombre que han pisado desde entonces el satélite. "Nunca he tenido un elefante sentado encima pero creo que sé lo que se siente", bromeó sobre el despegue Bill Anders, uno de los tres tripulantes del Apolo 8, la primera nave humana que orbitó la Luna antes de regresar a casa en 1968. Anders se refería a la tremenda presión que tuvo que soportar dentro de las centrifugadoras en las que entrenaba. En aquella misión también estaba Jim Lovell, quien, en 1970, sería el comandante del mítico Apolo 13 del "Houston,tenemos un problema". El hombre al que interpretó Tom Hanks en el cine se destapó como un maestro en contar historias. La audiencia escuchó en vilo cómo la misión más peligrosa que se había propuesto hasta el momento, aterrizar en las zonas elevadas de la Luna, no consiguió su objetivo y aún así captó la atención de medio mundo. Tras una explosión, el aparato perdió dos de sus tres tanques de combustible, lo que obligó a regresar a la Tierra no sin antes dar una vuelta a la Luna para aprovechar su empuje gravitatorio. "Cuando aterrizamos, en el centro de control rompieron los obituarios que nos habían escrito", bromeaba Lovell.
A Charles Duke, que puso el pie en la Luna en 1972, le tocó poner la nota triste. La suya fue la penúltima misión (Apolo 16) del programa lunar estadounidense. "Fue muy decepcionante cuando las tres últimas misiones Apolo [18,19 y 20] fueron canceladas por razones políticas. Poco después anunciaron el programa Shuttle, que va a terminar en julio sin un reemplazo", lamentó Duke, sabiendo, sin embargo, que esos recortes le siguen convirtiendo en uno de los 12 únicos hombres que han mirado la Tierra con los pies plantados en la Luna.
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