Blogger no es una plataforma de blogs cualquiera. La empresa de medición comScore les otorgaba en marzo de este año 342,7 millones de usuarios en todo el planeta, lo que le sitúa dentro de los diez sites con más visitas del mundo. Una red de blogs con esta dimensión no es un producto más para Google. Blogger se lanzó en agosto de 1999. En 2003 fue comprada por Google y hoy representa el 34% (duplicados, eso sí, con otras iniciativas de Google) del total de la audiencia mundial de Google (casi mil millones de internautas en todo el mundo, según cifras de comScore).
A través de las fuentes de Google (trends for web site), podemos conocer, además, que España es el tercer país en importancia para la audiencia de Blogger. Entre 11 y 12 millones de usuarios únicos mensuales visitan algún blog alojado en nuestro país, según comScore. En datos diarios estaríamos hablando de unos 300.000 visitantes por jornada. Un producto masivo que hace de su fragmentación una plataforma realmente atractiva para la segmentación de públicos heterogéneos hasta el extremo.
Blogger revolucionó la generación del contenido. Propuso una solución que limitara las dificultades existentes para proyectar contenido y potenciar la distribución del mismo. Como muchos apuntaron, democratizó la información, poniéndola al alcance de cualquiera, sin censuras, ni límites (salvo los obvios, que ahora no los traza un editor, sino Google).
Una caída de casi 24 horas del servicio ha dejado a sus blogers de medio mundo sin poder actualizar contenidos. Durante la avería, perdieron comentarios, se liberaron datos de carácter personal y perdieron algunos post. La comunicación de Google ha sido opaca, lenta y poco transparente. Existe un clima de cierta condescendencia en la contratación de los servicios y productos de Google, avalado por la letra pequeña de los contratos y el carácter de la gratuidad de alguno de estos productos. Cosa que no debería ser excusa ante los problemas ocasionados a miles de usuarios y empresas que depositan su confianza en Blogger.
En los últimos tiempos se han abierto miles de debates en torno al nuevo rol de los medios. Evidentemente, hay cambios de perspectivas y funciones. Pero ante los problemas de la reclamación, la falta de comunicación de Google y el evidente enfado de sus clientes, manifestado en miles de tweets, mensajes en foros y estados en Facebook, no había despertado el interés de los medios. Algo que juega a favor de la estrategia de Google, que puede manejar la gestión de crisis con poca presión y con la condescendencia de la gratuidad como excusa. El servicio ya está restituido.
El Pais
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