El gobierno del presidente Sebastián Piñera logró transformar una potencial tragedia -con todas sus consecuencias implicadas- en un rotundo éxito mediático y político.
En el consciente colectivo mundial quedarán las imágenes del milagroso rescate de los 33 mineros, mientras pasan al olvido las condiciones precarias en que se trabaja en la industria minera del país."Recibo su turno y lo felicito porque cumplió con su deber", le dijo Piñera al minero Luis Urzúa, el último de "los 33" en ser rescatado del yacimiento de San José.
La simbólica entrega de turno por parte del jefe del grupo, que eligió salir último del refugio subterráneo por considerarlo una responsabilidad propia de su rango, fue mucho más que una postal del momento final del operativo de rescate. Fue también ocasión para una llamada de atención, y Urzúa no se privó de usarla.
"Espero que esto nunca más vuelva a ocurrir", le dijo al jefe de Estado.
El derrumbe del socavón en la zona norte de Chile, a unos 45 kilómetros de la ciudad de Copiapó, dejó bajo tierra a 33 obreros por 70 días, atrajo la mirada del mundo y mudó a la primera plana de la política chilena al medio del desierto de Atacama para seguir la odisea de unos hombres enterrados.
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De crisis a oportunidad
Día a día, supimos qué comían y cuál era el estado psicológico de cada quien en el ya épico grupo de "los 33". Conocimos sus desventuras de amor, sus pasatiempos, sus mañas. Nos acercamos a sus familiares, supimos de sueños frustrados, imaginamos en qué gastarán el dinero que recibieron de donaciones de millonarios a modo de resarcimiento por el encierro.Fue una puesta en escena inevitable de una tragedia que, por el contrario, no debería haber ocurrido jamás. Que afectó directamente a unos pocos pero, con efecto multiplicador, repercutió en muchos otros. Entre ellos, el presidente chileno y su círculo cercano de ministros y colaboradores, sobre quienes recayó la responsabilidad de desplegar el operativo de rescate.
La respuesta del gobierno fue tajante desde el comienzo: los traeremos a la superficie con vida, cueste lo que cueste. Con esta meta autoimpuesta, la crisis se convirtió de pronto en oportunidad.
Despliegue
Y vaya si supieron aprovecharla. La mina atacameña vio desfilar políticos de toda talla ante los 1.500 periodistas del mundo que se acreditaron para seguir la historia de cerca.Piñera apostó por optimismo desde el comienzo, primero por hallar a los trabajadores con vida y luego por rescatarlos con éxito. Y dio frutos: en agosto, cuando se inicio el operativo, su popularidad subió diez puntos y llegó a 56%, el valor más alto desde que asumió la presidencia en marzo.
El ministro de Minería, Laurence Golborne, pasó de ser un funcionario casi desconocido al de mayor popularidad en el gabinete, con 85% de aceptación, y junto con el titular de Salud, Jaime Mañalich, fue una presencia constante en el campamento. La cara oficial en territorio minero.
Ellos y muchos más estuvieron a la entrada del túnel durante la maratónica jornada de rescate. Uno a uno salieron los mineros para ser recibidos por un sonriente Piñera y la primera dama, Cecilia Morel. El mandatario estuvo ahí, entretuvo a los niños, conversó con madres y esposas, abrazó a los mineros, mientras las cámaras de televisión reenviaban la imagen al mundo entero.
"El rescate de los mineros sirve de inspiración al mundo", dijo, por caso, el presidente estadounidense Barack Obama.
Ante el mundo, el gobierno de Piñera se ha fortalecido como un ejecutor impecable de proyectos macros.
Imagen
"Lo hicimos a la chilena y eso significa que lo hicimos bien", manifestó Piñera en su evaluación de la misión.Para el jefe de Estado, de corte conservador, el rescate se ha convertido en una oportunidad única. El éxito logrado –en una operación de una magnitud jamás conocida, sin accidentes y en plazos menores a los que originalmente habían previsto- podría permitirle ahora capitalizar su buena imagen en otros terrenos de gobierno.
Para el oficialismo, la capacidad de gestión y la eficacia se han convertido en banderas, y el operativo en la mina San José puede usarse como evidencia de que son capaces de lograrlo.
Ante las oscuras circunstancias que dieron lugar a que el derrumbe ocurriera –como la habilitación irregular de la mina, que tiene un historial de accidentes-, optaron por la estrategia de la transparencia: consignas claras, pautas de horarios, imágenes para difundir a todos aquellos que estuvieran interesados. La operación de prensa de la mina San José fue tan compleja como abarcadora, y resuelta en todos sus detalles.
Sin embargo, hay quienes señalan que ha quedado en evidencia el carácter excesivamente mediático de la operación: un "circo televisivo" destinado a difundir imágenes de funcionarios sonrientes, confiados y enfundados en chaqueta rojas -que el piñerismo ha convertido en su símbolo-, más que a servir los intereses de las familias de los 33 mineros.
Bajo la lupa
Varios expertos técnicos consultados por BBC Mundo en estos días en San José coincidieron en señalar que la euforia del rescate exitoso no le ahorrará al gobierno la necesidad de revisar regulaciones mineras, tanto en la letra escrita como en su aplicación.Ya se lo dijo el minero jefe, Luis Urzúa, al presidente Piñera: no debe volver a pasar, ya que aquel accidente del 5 de agosto no debería haber ocurrido en primer término. La mina del derrumbe incluía en su prontuario otros accidentes, como por ejemplo una amputación previa de Pedro Cortéz, uno de los 33 mineros atrapados, y había sido clausurada y luego abierta en un procedimiento confuso, con permisos con irregularidades.
En este sentido, algo se ha avanzado en estos dos meses, con medidas como la creación de una Superintendencia de Minería o el cierre de faenas mineras de menor envergadura por no contar con condiciones mínimas de seguridad.
Según cifras de la Empresa Nacional de Minería (Enami), la actividad a pequeña escala genera anualmente 60.000 toneladas de cobre. En términos absolutos, representa apenas la producción de la más pequeña de las empresas del sector de "gran minería", pero representa la principal fuente de ingresos para miles de familias del norte. Genera, según cálculos oficiales, unos 20.000 puestos directos y atentar contra este modelo de negocio podría tener un alto costo político para el gobierno.
Comercio minero
En el fondo subyace un conflicto más profundo, que excede al piñerismo, a Chile y al rescate: la voraz extracción de metales preciosos, bien cotizados en el mercado, que alimentan balanzas comerciales.Chile es el mayor productor de cobre del planeta; su producción representa casi el 36% de lo que se comercia globalmente. Sin embargo, la infraestructura de la pequeña y mediana minería está lejos de la de un país desarrollado. Por ejemplo, para la región de Antofagasta, donde se encuentra la mayor concentración de las minas de cobre y oro, existe un único fiscal supervisor.
El derrumbe de San José tuvo signos de todas estas realidades de la minería chilena hoy, y por eso no es casual que para explicar el resultado del accidente muchos recurran a una sola palabra: milagro.
Piñera mismo lo reconoció tras el rescate en San José.
"Esta mina no se volverá a abrir mientras no asegure y garantice que la integridad, la seguridad y la vida de quienes trabajan en ellas están plenamente resguardadas", afirmó.
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