En la película Gatacca (Andrew Niccol, 1997) se retrata un futuro en el que los médicos pueden saber, desde el nacimiento de un niño, su riesgo en porcentaje de padecer múltiples enfermedades, incluyendo las patologías cardiovasculares, la primera causa de muerte en el mundo en la actualidad. Lejos de la ciencia ficción, la tecnología del diagnóstico por imagen podría revelar ya a personas sanas las posibilidades que tienen de sufrir aterosclerosis y, con ello, infartos, anginas de pecho y otras dolencias cardíacas.
El director del Instituto Cardiovascular del hospital Mount Sinai de Nueva York, Valentín Fuster, ha puesto en marcha varias iniciativas para demostrar la utilidad del diagnóstico por imagen pruebas como el PET o el TAC, entre otras en la prevención primaria de la que es no sólo la mayor causante de muertes en los países desarrollados pronto también en los más pobres sino, también, la que más amenaza la sostenibilidad de los sistemas sanitarios de todo el mundo.
En la reciente reunión Cardio Academy, celebrada en el Mount Sinai con la asistencia de un centenar de cardiólogos españoles, Fuster explicó los últimos avances en este campo. A su juicio, "basta con tener enfermedad cardiovascular en un lugar del organismo para saber que está en todos los sitios". Pero no es fácil localizar esa patología preclínica. "La mitad de las lesiones pasa desapercibida con la tecnología que se usa actualmente en los hospitales", señala el especialista.
Para Fuster no sólo es importante demostrar su tesis, sino ir más allá y saber cómo se comportarán las personas una vez que conozcan, a ciencia cierta, sus posibilidades de sufrir enfermedad cardiovascular.
Un mes de angustia
Según adelantó en la reunión el cardiólogo, el primero de los proyectos que ha puesto en marcha el estudio Bioimage, cuyo diseño se publicó en julio de este año en American Heart Journal ya ha dado una primera respuesta a esta pregunta. Y no es muy alentadora. Explica Fuster, aunque los datos aún no han sido publicados, que la reacción de aquellos participantes a los que se comunicó una situación de riesgo fue, en un principio, angustiosa. "Durante un mes, los afectados entraron en una especie de drama; sin embargo, a los 30 días se les olvidaba". Sin embargo, a Fuster no parece sorprenderle del todo la reacción: "Esto es lo que se llama conducta humana", sentencia, mientras comenta que los resultados que ofrecen las pruebas de diagnóstico por imagen distan mucho de las predicciones que se puedan hacer por sentido común, porque un individuo reúna uno o más de los factores de riesgo conocidos para la enfermedad cardiovascular.
La prevención de este tipo de patologías es uno de los objetivos más perseguidos por los cardiólogos, como reconoció en la misma reunión el presidente de la Sociedad Española de Cardiología, Carlos Macaya. "La aterosclerosis se puede retrasar o ralentizar, pero al final va a llegar", dijo. Por eso, otras innovaciones en investigación básica cardiológica tratan de interrumpir el envejecimiento a nivel molecular, según este experto.
Fuster no considera suficiente estos primeros resultados del estudio Bioimage y ha puesto en marcha distintos proyectos en la misma línea. En el caso del estudio PESA, que analiza la futura salud cardiovascular de más de 3.000 trabajadores sanos del Banco Santander, a los que se someterá a pruebas de diagnóstico por imagen aún no disponibles en ningún hospital español. El cardiólogo es consciente de que esas pruebas no están, ahora mismo, al alcance de todos, pero lo tiene claro: "En un futuro serán técnicas muy baratas que te dirán con certeza si vas a tener enfermedad o no; es algo fascinante. Por primera vez, vemos el impacto de la enfermedad subclínica".
También en España, donde dirige el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Fuster ha fomentado la puesta en marcha del Estudio de Salud de los Trabajadores de Aragón, en el que se ha evaluado a una buena parte de los 7.500 empleados de la planta de General Motors en Figueruelas y del que se tendrán resultados a finales de este año, según fuentes del CNIC. También se está preparando un proyecto europeo. "Esto va a revolucionar la cardiología", concluye Fuster.
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