Por la famosa avenida de los Campos Elíseos o los Jardines de Luxemburgo en París, se pasea un enjambre de turistas. Pero este verano, un renovado interés por la apicultura urbana está convirtiendo a las abejas en los nuevos inquilinos de la ciudad.
La capital de Francia cuenta con unos 400 panales de abejas y el número está creciendo. Algunas se crían en los balcones de apartamentos familiares, otras en parques públicos o en las azoteas de edificios famosos.
Incluso se ha vuelto de rigor que los restaurantes famosos y los hoteles más lujosos cultiven su propia miel. El conocido Tour d´Argent, situado frente a la catedral de Notre Dame, acaba de instalar colmenas de abejas en una terraza en el techo.
La tendencia comenzó a generalizarse cuando el público tomó consciencia de la crisis en la apicultura rural, dada la alarmante disminución en la población de abejas en Francia.
Extrañamente, las abejas citadinas no solo son inmunes a las enfermedades a las que están expuestas las abejas del campo, sino que son mucho más productivas.
Según Guillaume Charlot de la asociación "La abeja de París", un panal metropolitano produce como promedio unos 50 kilogramos de miel al año y hasta 80 kg en una buena temporada. "Un apicultor en el campo se contenta si logra 30 kg", añade.
Durante los últimos 10 años París ha sido, oficialmente, una ciudad libre de pesticidas, lo cual explica en parte sus ventajas para la cría de abejas. Pero la principal razón del éxito, según los apicultores, es la variedad en la flora que existe la ciudad en comparación con la del campo.
"A los parisinos le gustan las flores. Están en parques, balcones, jardineras, y durante todo el año se plantan distintas especies para garantizar que siempre exista en toque de color", explica Simonpierre Delorme, quien cultiva abejas cerca de las línea de tren.
"En el campo, por el contrario, un solo cultivo puede dominar un área entera, y después de florecer, se acaba el néctar para las abejas", explica.
Declive
Como en otros países de Europa y América, Francia ha experimentado un preocupante declive en su población de abejas en años recientes.Desde 1995 se han perdido unos 100.000 panales franceses y la producción de miel ha disminuido de 32.000 toneladas a 20.000. La mortalidad apícola, de un 30% por panal, es tres veces mayor que la norma.
La mayoría de los expertos cree que esta crisis se debe a una serie de factores, desde el uso de pesticidas, la disminución de la biodiversidad e incluso hasta el aumento de los teléfonos celulares.
El siglo pasado en París existían más de 1.000 colmenas, pero casi todas desaparecieron en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Hace 15 años comenzó la repoblación del insecto en la ciudad francesa, y los primeros panales se colocaron en la azotea de la Ópera de París, donde hoy se produce la miel que se vende en la tienda de productos de lujo Fauchon.
Para los productores caseros las reglas son simples: las colmenas deben registrarse con las autoridades veterinarias y situarse a más de 25 metros de una escuela o un hospital.
La especie que más se cría es, afirma Charlot, una abeja de temperamento dócil y que raramente pica.
"Hicimos un análisis de la miel que se producía en París y descubrimos que contiene más de 250 tipos de polen diferentes. En el campo, puede estar compuesta solamente de entre 15 a 20 especies de polen", asegura Olivier Darne, quien se presenta como un "artista y apicultor urbano".
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