ITespresso
Una encuesta realizada por Accenture ha puesto de manifiesto que dos terceras partes de todas las organizaciones que participaron en ella incrementarán sus inversiones en código abierto en 2010. Una cifra que encaja con los resultados de un estudio lanzado hace unos días por Zenoss, un desarrollador de software de código abierto, y en donde se afirmaba que el 98% de las empresas están utilizando software de código abierto.
Sin embargo, sólo el 29% de las empresas que hacen uso de software de código abierto contribuyen con desarrollo a la comunidad open source. Este dato, en sí mismo, está en contra de la propia definición de código abierto.
La licencia que acompaña a cualquier proyecto de código abierto estipula que una empresa debe incluir el código fuente junto con cualquier programa compilado, o al menos hacer que esté disponible para su descarga desde una localización accesible, pero sólo si un programa de código abierto se lanza al público.
En la mayoría de las licencias uno puede hacer modificaciones en un programa open-source y mantener la nueva aplicación de manera privada sin penalización. Esto no sólo aumenta los costes de mantenimiento del software, sino que potencialmente elimina, o al menos minimiza, los beneficios en cuanto a calidad y fiabilidad del software.
Otros datos del estudio señalan que para el 76% la calidad y no el precio es la principal ventaja de utilizar software de código abierto. Además, el 71% cree que las aplicaciones de código abierto mejoran la fiabilidad y un 70% asegura que son más seguras.
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