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2010/04/20

El hombre que soñaba con un niño robot

Fuente: Publico.

Giorgio Metta dirige el laboratorio de robótica humanoide en el Instituto Italiano de Tecnología. En 2004, junto a otros dos investigadores de la Universidad de Génova, consiguió poner en marcha un proyecto a medio camino entre comprender cómo funciona el cerebro humano y reproducirlo en una máquina. El resultado es ICub, un robot con el aspecto de un niño de tres años que funciona con un cerebro electrónico. "Para un ingeniero, entender algo implica haber sido capaz de realizar una copia de ello, y sólo podremos entender el cerebro humano cuando podamos reproducirlo", explica el investigador a Público. Metta ha visitado Madrid para exponer ICub en la feria Campus Party Europa, y mostrar los últimos avances de esta máquina de aspecto humano que lo ha acompaña-do los últimos seis años.
"La idea es replicar parte de los procesos que ocurren en el cerebro durante el aprendizaje: coger cosas, mirar, escuchar... Uno de los aspectos fundamentales de ICub son sus manos, es con ellas con las que aprende", explica Metta. La Comisión Europea apoyó este trabajo y hoy es un consorcio compuesto por 11 universidades, algo que ha permitido a sus creadores profundizar en las capacidades cognitivas de ICub. "Utilizamos algoritmos de aprendizaje automático. Son técnicas con las que se consigue cambiar algo en el código informático mediante la interacción con el ambiente".
El cerebro electrónico en el que se apoya ICub es un ordenador con software y algoritmos que funcionan como redes neuronales. Metta aclara que el robot, al principio, no sabe actuar adecuadamente ante determinados estímulos, pero mejora porque utiliza sus sensores para medir los errores. Así, una vez que conoce el fallo, el cerebro electrónico modifica sus variables para mejorar.
Los tres investigadores que iniciaron la construcción de este niño robot continúan trabajando en él. Pero además de mejorar el aprendizaje de la máquina, también construyen replicantes de su creación. ICub cuenta con 15 unidades repartidas por varias universidades del mundo, una de ellas la Pompeu Fabra de Barcelona.
Ciclos de crecimiento
La primera etapa de la vida de este niño mecánico de poco más de un metro de altura se completó en enero de este año. En esta fase se hizo el software que permite controlarlo, sus versiones replicantes y la coordinación entre las manos y los ojos al seguir un objeto, algo que Metta define como "básico para que el robot pueda interaccionar con lo que le rodea". El siguiente reto, que sus creadores esperan lograr antes de 2012, consiste en conseguir que sea capaz de aprender el lenguaje. Además, están creando para él una especie de piel con sensores de forma que pueda entender cuándo toca algo.
Los tres investigadores del Instituto Italiano de Tecnología no están solos en este desafío. Cada una de las universidades que tiene un ICub trabaja en el código de su cerebro electrónico para lograrlo. "El software es de código abierto y todos trabajamos de forma común. Al compartir el código, las áreas que funcionen mejor son las que se van a incorporar", añade el investigador.
Metta y sus colegas crearon a ICub desde un boceto realizado con lápiz y papel. La elecciónde un robot con aspecto de niño se debió tanto a que resultaba más sencillo de manejar en el trabajo diario como a que suponía un reto mayor en cuando a la miniaturización de las piezas. Cuando se le pregunta a este ingeniero si se le puede coger cariño a una máquina que no sólo es la protagonista de su trabajo sino algo que le sigue con la mirada y le extiende sus brazos, Metta replica rápidamente que no. "Lo más extraño ha sido ver cómo ha crecido desde que lo creamos de la nada, desde que era sólo un sueño en un papel".

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