A los Illuminati, la sociedad secreta que en la novela de Dan Brown Ángeles y Demonios trata de hacer volar por los aires el Vaticano, sus planes malignos les iban a salir por un pico.
En el libro, que este año llevarán al cine Tom Hanks y Ron Howard, la hermandad elige un método que a primera vista no puede parecer más apropiado para una asociación tan tenebrosa como la suya: una bomba de antimateria.
Este artefacto se basaría en la enorme cantidad de energía que se libera cuando la antimateria entra en contacto con la materia. Un solo gramo de antipartículas produciría, al rozarse con la materia común, una explosión de unos 40 kilotones, más del doble que la bomba de Hiroshima.
Pese a la belleza de la idea, los conspiradores iban a encontrarse con algunos inconvenientes técnicos. La presencia de antimateria en estado natural es casi insignificante en el universo. Los Illuminati deberían pues producirla de forma artificial.
Según la historia, roban un bote con 250 miligramos de antimateria en el CERN, el laboratorio europeo de altas energías a las afueras de Ginebra. Aunque es cierto que en esta institución se fabrican antipartículas -allí se creó por primera vez antimateria, en 1995-, la cantidad producida es ínfima. El propio CERN ha explicado que, al ritmo actual de producción de antimateria, serían necesarios varios millones de años para acumular los 250 miligramos que roban los Illuminati.
La fábrica de antimateria es además extremadamente cara. En Fermilab, el laboratorio estadounidense que es en la actualidad el mayor productor de antipartículas del mundo, generar un cuarto de gramo costaría en torno a mil billones de euros.Discrepancias como estas no han impedido que el CERN y la película de Ron Howard se beneficien mutuamente de los valores publicitarios del otro. Esta misma semana la institución científica ha recibido al director y a Tom Hanks, protagonista de la película. De hecho, Hanks ha sido invitado a regresar a Ginebra en septiembre de este año para pulsar el interruptor cuando se vuelva a poner en marcha el acelerador LHC.
El físico español Juan José Gómez Cadenas, que trabajó en el CERN durante 15 años, no tiene nada en contra de historias como las de Dan Brown, "siempre que no se venda como ciencia lo que es pura brujería". No obstante, lamenta que prime "una ficción hecha a base de clichés, que desaprovecha las posibilidades de divulgar a la vez que se entretiene".
El año pasado, Gómez Cadenas publicó Materia Extraña (Espasa), una novela en la que el mundo corre el riesgo de ser destruido por un tipo de materia creada en un acelerador del CERN. Al contrario que en Ángeles y Demonios, "el CERN que se describe es real, los científicos no están construidos con clichés y el fenómeno con el que se juega, aunque especulativo, es posible", concluye Gómez Cadenas.
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