Hasta hace no mucho, todos asociábamos los drones con guerras y objetivos militares, pero la cosa ha ido cambiando en los últimos meses. De pronto un nuevo tipo de empresa empieza a interesarse por estos robots voladores, un tipo de empresa del que, en principio, no esperamos que se metan en temas bélicos (al menos no así, abiertamente): las compañías tecnológicas y de Internet. Tenemos a Amazon que ha encontrado en los drones a sus repartidores del futuro y tenemos a Facebook, que está a punto de comprar el fabricante de drones Titan Aerospace por 60 millones de dólares.
Sus objetivos son totalmente distintos, porque al fin y al cabo hay muchos tipos de drones y los usos que se le pueden dar son muchos. Los robots voladores de Amazon son más ligeros y pequeños, vuelan mucho más bajo y tienen menor autonomía que los de la firma que quiere comprar Facebook, que son casi eternos. Pero Amazon quiere sus drones para entregar envíos (vía Amazon Prime Air, que está ya experimentando y esperando que la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos apruebe la legislación necesaria.
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Los drones de Facebook tienen un objetivo a priori mucho más ambicioso: seguir con esa misión que explicó Mark Zuckerberg durante el Mobile World Congress 2014 de conectar a todo el mundo, llevar Internet a esos lugares en los que todavía no hay conexión. Así, estos drones subirían hasta ponerse en órbita en la atmósfera, donde pueden quedarse unos cinco años. Con sus baterías solares, se cargarían durante el día y podrían seguir funcionando de noche, y ocuparse de su tarea de ofrecer una deñal de Internet en lugares en los que todavía no existe esa infraestructura.
Pero ni siquiera son Facebook y Amazon las únicas compañías tecnológicas que han mostrado su interés por los drones. También durante el MWC 2014, Christof Hellmis, el jefe de Here, la división de mapas de Nokia (que se quedarán en la compañía finlandesa, Microsoft se lleva solo los móviles), también habló de un futuro en el que los drones ayudan a crear mapas (y en el que ellos mismos podrían crear mapas de navegación para drones).
El ¿altruísmo? de Facebook y Google
El proyecto de Facebook de usar drones para llevar Internet a zonas sin conexión es muy similar, y posiblemente una respuesta directa, al Project Loon de Google, que el año pasado empezó a probar sus globos proveedores de Internet por Nueva Zelanda. La idea es la misma, conectar esa parte del mundo, todavía muy grande, que continúa en un mundo sin Internet; y la excusa es también la misma: se trata de proyectos filantrópicos, de “conectar al mundo”, porque el acceso a Internet es ya casi un derecho humano. La razón real, no obstante, es algo más interesada.
No es muy difícil ver por dónde van ambas empresas: si sus negocios principales son plataformas y servicios web (monetizando a través de una publicidad bien dirigida gracias a todos los datos que van recogiendo de los usuarios), necesitan llegar a cuanta más gente posible. Y ese potencial de gente sin conexión, ese 60% de la población mundial que todavía no usa Internet, es demasiado valioso como para dejarlo escapar. ¿Por qué seguir esperando a que sean los tradicionales Proveedores de Servicios de Internet (ISP) los que construyan las infraestructuras? Posiblemente sea demasiado tiempo. Lo más práctico es convertirse en ISP.
Hay también una especie de sentimiento de carrera o competición entre Google y Facebook por ser los que lleven Internet a esas zonas desconectadas. La razón es una vez más interesada: ese internet que se proveerá (que será en la mayor parte de los casos bastante primitivo), llegará acompañado de servicios especiales diseñados para esa nueva señal. Un Facebook que utilice muchos menos datos, unos servicios de Google también dejados en las raíces. Si llega antes Facebook, esos usuarios posiblemente se queden en la red social para siempre. Si es Google, ocurrirá lo mismo.
Drones y globos son el nuevo niño mimado de las compañías tecnológicas porque, cada una con sus objetivos empresariales en mente, ven ellos un nuevo mundo que se abre, un enorme potencial de ampliar el negocio y la base de usuarios o simplemente de mejora de sus servicios. Y ni siquiera parece un hype: todas van muy en serio y podrían ganar mucho con poco. Ese futuro con el cielo lleno de drones parece cada vez más ciencia que ficción.
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