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2012/07/07

Nos conocimos por Internet


Mientras navegaba por la Red sin rumbo fijo, Juan Pablo recibió un mensaje: A esta chica le gustaste, decía. Luego miró la foto y supo que esa mujer sería importante en su vida. El mensaje continuaba: ¿Quieres chatear con ella. Antes de contestar pensó brevemente una frase simpática y poco atrevida para entrar en confianza. Respondió afirmativamente y luego escribió "¿Te van unos mates?" Martha, en Río de Janeiro, sonrió al darse cuenta de que el mensaje había viajado desde Buenos Aires y casi instantáneamente contestó: "Me encantaría, pero estoy en Brasil. ¿Llegan hasta aquí?" Ese fue el comienzo de una relación que hoy lleva cuatro años.
Tal como sucede en esta escena real, Internet, las redes sociales y los sitios de citas online han cambiado la vida de muchas personas, sobre todo en la manera de conocer gente y encontrar pareja. "Las redes sociales son enredaderas socializadoras . Constituyen a veces el sustituto moderno de las antiguas agencias casamenteras. Con la diferencia que es uno mismo el que se autogestiona la presentación del posible amor; el que decide, elige y apuesta, entre una multitud de candidatos, por el posible para sí", dice el psicoanalista Eduardo Müller.
La historia del comienzo es la de Martha, una ingeniera industrial de 32 años de nacionalidad colombiana que conoció a su marido Juan Pablo, de 34 años, ingeniero agrónomo y argentino a través de Tagged ( www.tagged.com ). "Recuerdo que había una especie de juego donde se mostraban fotos de chicos y yo elegía entre las opciones me gusta y no me gusta . No sabía que eso le iba a llegar a otra persona -cuenta Martha-, y sin embargo así fue como conocí a mi marido, en 2008. En aquel momento yo estaba en Brasil y él, en la Argentina. Yo había ido a Río de Janeiro a hacer una maestría y tenía posibilidades de trabajar en la Argentina, por eso ingresé a esta página, con intenciones de conocer gente mientras estaba en Buenos Aires." Después de chatear por dos semanas con Juan, Martha vino a la Argentina, hizo la entrevista, pero no le dieron el puesto así que volvió a Río para terminar sus estudios. Ambos, no obstante, continuaron conversando durante tres meses vía chat, primero, y luego por Skype . Martha recuerda con una sonrisa pícara que durante aquellos meses prefería chatear con su futuro esposo que ir a la playa. "A él le pasó lo mismo. Ya no quería salir con los amigos, sólo tenía ganas de chatear. Se tornó algo serio. Hasta nos peleábamos si alguno no llegaba a la hora pautada para chatear. Cenábamos juntos, viéndonos vía Skype y me cuidaba hasta que me dormía."

Cuando terminó de cursar sus estudios, Martha pensó en volver a Colombia, pero Juan Pablo le pidió que vuelva a Buenos Aires y buscara trabajo aquí. "El estaba terminando su carrera y yo podría hacer la tesis desde cualquier lugar. Acepté la propuesta y me instalé en la Argentina", explica Martha.
La tecnología fue un protagonista importante en esta pareja no sólo en el comienzo. "Otro momento interesante fue cuando Juan pidió mi mano a mis padres vía Skype . Les solicitó permiso para irnos a vivir juntos porque nuestra idea era casarnos en un tiempo. Fue conmovedor, un pedido de mano virtual. Así fue que vivimos juntos dos años y a comienzos del actual nos casamos", relata Martha.
Eric Klinenberg, profesor de Sociología, Políticas Públicas y Medios, Cultura y Comunicaciones en la Universidad de Nueva York observa que actualmente es muy común conocer gente por medio de Internet y luego encontrarse cara a cara. "De esta manera se obtiene de forma online mucha información antes de reunirse en persona", dice.
Entre los principales sitios de búsquedas de parejas en la región se encuentra Zonacitas.com ( www.zonacitas.com ). "Los sitios de citas son, ante todo, un espacio de entretenimiento. A su vez son la manera ideal de poder contactarse sin mucho esfuerzo. Las personas que buscan pareja se vuelcan cada vez más a estos sitios. En Estados Unidos, por ejemplo, una de cada cinco personas ha encontrado pareja en un sitio de citas. En Francia, una de cada siete", enumera Corina Marazof, gerente de negocios de Zonacitas.com.
Para poder detectar sitios de encuentros serios, Marazof aconseja que se preste atención en la empresa que los gestiona, en el tipo de perfiles de usuarios que se publican y si tienen un sistema de suscripción pago o no. "Cuando el sitio es pago suele ahuyentar a los usuarios malintencionados", destaca la ejecutiva.
La rutina laboral es cada vez más exigente y suele ser complicado salir a la noche más de una o dos veces por semana. "Por medio de estas plataformas se puede estar conociendo nuevas personas desde la comodidad de su hogar", resalta Claudio Gandelman, CEO de Match.com para América latina ( www.match.com.ar ).
Termómetro social
La soledad es un síntoma cada vez más frecuente de la sociedad actual. "La paradoja moderna es que las personas están más juntas y más solas al mismo tiempo. Pueden tener una relación de cinco años, profunda, íntima y nunca estar juntos de cuerpo presente. Tuve pacientes que comenzaron una relación, hablaron diariamente por un tiempo y luego terminaron esa unión, depresión incluida, sin haber estado nunca físicamente juntos", cuenta Alberto Goldin, médico, psicoanalista y columnista del diario brasilero O'Globo.

Para Klinenberg es cierto que en la actualidad existen muchas personas que viven solas, pero él cree que son más sociales. "De hecho, sostengo que nuestra interdependencia hace posible nuestra independencia", resalta.
Otra entrevistada, a la que llamaremos María, aunque ese no es su nombre real, cuenta que conoció a su pareja en Facebook. "Es amigo de un amigo mío y como le gustó mi foto del perfil empezó a escribirme por medio del Muro de mi amigo. Luego de varios comentarios mi amigo nos sugirió que terminemos la charla en privado y no en su Muro. Así comenzó esta relación. Después comenzamos a hablar todos los días, chateábamos también por el móvil", comenta. En cuanto a la reserva de su identidad dice que lleva un año separada y no quiere tener problemas legales mientras se realiza el divorcio. "Igual me animé a conocer a mi pareja porque era amigo de un amigo. No sé si me animaría a encontrarme con personas desconocidas", aclara.
El individualismo es otra de las características de la sociedad contemporánea, dicen los expertos. "La gente está muy centrada en sí, es muy narcisista y le cuesta mucho ceder espacios. Además hay un gran miedo al compromiso y por eso cuesta dejar de lado ese individualismo", explica Beatriz Goldberg, psicóloga, escritora y especialista en crisis individuales y de parejas. Sin embargo, Internet puede acercar a las personas porque permite que se encuentren desde sus propios espacios.
Entre los principales peligros que se corren con esta forma de conocer personas, Graciela Beatriz Steinberg, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), destaca el que muchos se esfuerzan tanto en mostrar online a una persona ideal que terminan opacando su propia subjetividad, que es la forma peculiar y singular que cada uno vive su vida de un modo responsable. Aconseja: "Debemos entender que Internet es una ventana o una puerta abierta y debemos tomar las mismas precauciones que cuando salimos a la calle. Es decir, no hablar con desconocidos, respetar las normas de convivencia y no dar información sensible que ponga en riesgo la seguridad propia y de la familia".
En el caso de los sitios especializados las personas pueden dejar su perfil y elegir características de los posibles candidatos. "Gracias a estos datos se puede ahorrar tiempo y sólo conocer a las personas afines. Internet es muy útil siempre y cuando la persona no sea un idealizador puro. Es conveniente, por ejemplo, para gente separada y con hijos, porque les permite conocer personas desde la comodidad de su hogar, mientras los hijos duermen", sostiene Goldberg.
Los audaces
Hay muchas personas que se animaron a conocer gente a través de Internet hace más de diez años. Entre ellos se encuentra la historia de amor de Guillermo Montalvo, nacido en El Salvador y nacionalizado australiano en 1984, y su esposa actual, Laura, que es argentina. Ellos se conocieron en una red de chat en 1995. El usaba el nick alFALfa y ella Psico-Lali. Chateaban con mucha frecuencia y hasta se hicieron grandes amigos. "Un día quise conocer su voz y llamé a su casa. Me atendió su marido, del que también llegué a ser amigo", dice Guillermo. Durante mucho tiempo fueron solo eso, amigos, siempre por chat, porque ambos estábamos casados.
Luego Guillermo se separa y sin llegar a contarle a Laura se va a vivir a Estados Unidos. Ocho meses más tarde quiso volver a Australia, pero decidió pasar por Buenos Aires para conocer a Laura en persona y a su familia. "Cuando llegué a Argentina me enteré de que Laura y su esposo estaban separados hacía más de seis meses. Ese día vi por primera vez a Laura y sentí que fue amor a primera vista. A ella le ocurrió lo mismo conmigo. Continuamos chateando durante ocho meses hasta que decidí ir a vivir a Buenos Aires. Nos quedamos allí tres años, pero por la situación política y económica del país decidimos mudarnos a Melboune, Australia. Estamos ahí desde 2000, tenemos dos hermosos hijos y nos casamos. Nunca hemos negado ante nadie la manera en que nos conocimos. Fue por Internet, yo viviendo en Australia y ella, en Argentina. Y si me preguntan elegiría arriesgarme de nuevo a estar toda la vida preguntándome por qué no lo hice. Todos pensaban que estábamos locos, pero acá estamos, juntos después de 17 años de habernos conocido en un chat", resume Guillermo.
Otra historia pionera con final feliz es la de Florencia, de 37 años y Gastón, de 38 años. Se conocieron hace 14 años a través del servicio de mensajería ICQ. "El me encontró a mí -dice con una sonrisa Florencia-. Buscó chicas que se llamaban Florencia y que vivieran en Argentina. Le gustó mi nickname y me contactó. Me escribió Hola, soy Gastón. A mí me gustó el nombre y así fue que comenzamos a hablar. Chateamos durante varios meses y después empezamos a hablar por teléfono. Casi seis meses después nos conocimos en persona. Hoy estamos casados, con dos hijas y muchas historias que contar", resume. Según ella, aún existen prejuicios a la hora de tomar a Internet como un medio para conocer personas. "Tiene connotación de freaks, como dicen los adolescentes. En nuestro caso entendemos que Internet es un espacio más."
Nunca es tarde
Hace cuatro años Carlos Carrocera se había suscripto a la página Match.com y cuando menos lo esperaba recibió un guiño. El es divorciado, tiene 62 años y trabaja en forma independiente; la autora del mensaje se llama Aura Raquel, tiene 57 años y es chef. El es argentino, ella es colombiana y reside en Bogotá. "Estas páginas son un medio que permiten conocer gente, sobre todo a nuestra edad", observa. Luego de un año esta pareja decidió conocerse en persona. En febrero de 2009 Carlos viajó a Bogotá. "Cuando nos vimos hubo química. Después yo la invité a Buenos Aires y así empezamos a establecer y formar la pareja. Nos vemos cada dos o tres meses pero cuando estamos juntos nos sentimos muy cómodos", relata Carlos. Cuando cada uno está en su país se comunican constantemente vía chat, o por medio de Skype, a veces hasta ven algún programa juntos vía Internet. "Está en nuestros planes vivir juntos, pero es difícil porque cada uno tiene su vida organizada en su país. Creo que el próximo año lo definiremos", revela Carrocera.
Miedo al qué dirán
A pesar de que Internet y las redes sociales forman parte de nuestra vida cotidiana son pocos los que se animan a confesar que han utilizado estos medios para conocer a su pareja pasada o actual. Martha y Juan Pablo no son la excepción. Sus amigos y familiares se enteraron después de mucho tiempo la verdadera forma en la que se conocieron. "Es que los dos venimos de familias muy tradicionales y sentimos que para ellos no iba a parecerles un medio idóneo para conocer a alguien. Entonces decidimos contar que nos conocimos en un bar. Lo gracioso es que nunca nos pusimos de acuerdo en cuál, ni ajustamos los detalles, así que cuando alguien quería profundizar más en la historia comenzábamos a equivocarnos o decíamos cosas diferentes al mismo tiempo. Luego le contamos la verdadera primero a los papás de Juan y luego a los míos, cuando el casamiento ya se estaba organizando", se ríe Martha.
Marcelo tiene 40 años y es periodista. El conoció a su mujer hace siete años en un sitio de Internet especializado en búsqueda de parejas que ya no existe. "La experiencia de poner mi perfil y poder ver otros perfiles me resultaba interesante. Nunca fui un tipo que saliera a bailar, y este sistema me facilitaba las cosas. Me encontraba sólo con aquellas mujeres que querían armar algo serio. Y pasó igual que en cualquier otro entorno, conocí varias mujeres pero sólo me enamoré de mi actual esposa, con la que hoy tengo un hijo", recuerda. Aunque Marcelo acepta que Internet es un lugar más donde conocer gente acepta que existe aún un prejuicio a la hora de contar que utilizás sitios de citas. "Creo que sucede lo mismo con la gente que conoció a alguien por una agencia de citas. Está ese prejuicio de que no pudiste conocer gente solo, que necesitás ayuda. Es una suerte de menosprecio, un golpe a la autoestima. Pero yo creo que uno conoce gente como puede y donde puede. Lo importante es si uno es capaz de construir un vínculo sólido con la otra persona. Darle lugar al amor es de valiente, no importa dónde conociste al objeto de tu deseo", afirma.
En relación con el prejuicio que aún tiene la gente sobre la búsqueda de parejas vía Internet, el psicoanalista Eduardo Müller cuenta: "Una vez un paciente me comentó que conocer a una persona por Internet es como confesar que se utilizan pastillas para mantener relaciones sexuales. Es algo que no se puede divulgar. Pero la misma vergüenza la tienen también quienes acuden a sitios reales de solos y solas. Lo que realmente da tanto pudor es la soledad explícita".
Volver a empezar
Después de haber terminado una relación de casi diez años, Mónica, profesora de 34 años, decidió darles una oportunidad a los sitios online. Una amiga le recomendó Tagged.com y le pareció una opción válida para volver a ponerse en contacto con el sexo opuesto sin exponerse demasiado.
"Me sentí a gusto con la dinámica de la página, pero con el tiempo me di cuenta de que había muchas personas que buscaban cosas distintas o que ni siquiera sabían qué querían. Sigo conociendo gente pero sin mucha ilusión de conocer a alguien con quien estar en pareja, en serio. Sólo lo veo como un medio para conocer gente con quien charlar y compartir un momento agradable", asegura Mónica.
Alberto Goldin asegura que estamos ante una profunda crisis de las relaciones convencionales que se inician y concluyen rápidamente. "Es posible que la facilidad del encuentro digital favorezca una mayor aceleración del proceso de encuentros y desencuentros con alto costo emocional", sostiene.
Los expertos aseguran que cada red social tiene un tipo de vinculación específica. Facebook es una gran máquina de fabricar nostalgia y curiosidad de ex novios y de aquellos que no llegaron a serlo e intentan concretar su asignatura pendiente. Los sitios de citas requieren de prudencia y paciencia, como cualquier búsqueda en Internet, pero es evidente que, a pesar de eso, muchas parejas se han beneficiado de este instrumento para constituirse y apostaron a salir de una soledad no elegida. "Supongo que en el futuro este modo de conocimiento se naturalizará y saldrá del cono de vergüenza en que se encuentra", predice Müller.

Diez consejos sobre seguridad para las citas online


  • Tomarse tiempo e ir despacio


  • Proteger la información personal


  • Ser precavido y tener sentido común


  • Pedir una foto para saber cómo es la otra persona


  • Hablar por teléfono para conocerlo mejor, pero sin dar el número personal hasta que no se esté seguro


  • Hacer una cita personal sólo cuando se sientan preparados para dar ese paso


  • Estar atentos ante aquellos signos que puedan ser negativos o sospechosos


  • Cuando se decida conocer a la persona, lo mejor es encontrarse en un lugar público


  • Tomar recaudos extras, si los encuentros son en lugares lejanos o desconocidos


  • No hacer nada de lo que no se esté convencido o parezca extraño



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