Ni muros, ni tuits, ni tuentis ni whatsapps. En la era de la hiperconexión todavía muchos prefieren comunicarse a la vieja usanza, con llamadas, algún e-mail y, sobre todo, cara a cara. No son legión, pero tampoco un puñado de tecnófobos. En España un 9% de internautas entre 16 y 45 años pasa olímpicamente de las redes sociales y un 56% de la población aún no lleva smartphone.Usan Internet para casi todo salvo para lo que hace la mayoría, conectarse al Facebook.
Alba García, de 26 años, es un buen ejemplo: joven, preparada y protecnología. Es arquitecta, hizo un máster y ahora trabaja para un despacho de arquitectura en Tarragona. “Hablo con mi jefe por Skype, tengo un iPod, escucho música en Grooveshark y almaceno archivos en Dropbox. Utilizo Internet para comprar e informarme, pero las redes sociales ni las toco. Si un amigo me quiere enseñar sus fotos ya sabe mi número, quedamos personalmente”.
Pese a ser la red social dominante, Facebook alimenta a un nutrido grupo de detractores que lo considera una perfecta pérdida de tiempo. Un 85% de internautas españoles mantiene cuenta activa, pero el 15% restante, según The Cocktail Analysis, no la usa, se ha dado de baja o ni siquiera ha llegado a entrar. “La gente va a Facebook básicamente a cotillear, a ver qué dice uno o cuelga el otro. No me gusta pertenecer a este movimiento, no lo necesito, vivo igual de feliz sin ello”, dice Alba.
Según Felipe Romero, socio director de The Cocktail Analysis, hay un componente sociológico que explica en parte esta actitud. “A muchos les gusta ir en contra de las modas, de lo popular y de la mainstream”. ¿Insumisos digitales? “En cierta manera sí, aunque hay varios tipos. Unos acaban entrando de forma muy controlada, con precaución y otros optan por quedarse fuera para siempre”. Alba es del segundo grupo: “Me declaro insumisa 100%”, sonríe con orgullo.
Elsa Goñi, de 33 años, licenciada en derecho y responsable de un hotel en una de las principales cadenas españolas, más que a la rebeldía apunta a la escasa utilidad. “Probé Facebook hace tiempo, no me gustó, me daba la sensación de estar perdiendo el tiempo y cancelé la cuenta. Además, me paso ocho horas delante de un ordenador en el trabajo y lo último que me apetece es llegar a casa y sentarme frente a una pantalla”, dice. Es la principal razón de abandono de las redes sociales: uno de cada cuatro internautas españoles entre 16 y 45 años no les ve utilidad.
“Me considero más bien una objetora de conciencia digital. Reconozco el valor de la tecnología, la uso, pero no considero necesario estar constantemente conectado. Si ocurre una noticia, ¿qué más da enterarse ahora que dentro de tres horas? Twitter y otras redes nos han creado una necesidad. Resulta que ahora cualquier tontería es noticia”, dice Goñi. Salvo Facebook, con cifras demoledoras de uso y permanencia (cada visitante le dedica 6,7 horas de media al mes), el resto de redes tiene bastantes problemas para convencer a los escépticos.
En España, una de cada tres personas con cuenta en Tuenti no la usa o se ha dado de baja. En Twitter es casi el 40% y en LinkedIn más de la mitad. Google+ presenta las peores cifras: 6 de cada 10 registros son inactivos y un 20% del total de internautas entre 16 y 45 años ni siquiera la conoce.
El temor por perder la privacidad aleja a otros de estas páginas. Ignacio Villanueva, de 41 años, jefe de proyecto en una consultora, reconoce que nunca se ha dado de alta en una red social, pero si lo hiciera jamás volcaría allí sus fotos ni publicaría información personal.
“Cuando te metes aceptas sus normas, tu vida privada pasa a su disposición y utilizan esa información para venderte de todo. La gente no es consciente”, dice Villanueva. El 26% de los internautas españoles que no utiliza su cuenta de Facebook lo hace precisamente por miedo a perder la intimidad. Hace poco el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, volvió a cambiar la política de privacidad. Y van unas cuantas.
Pese a las reticencias, la popularidad de las redes sociales no ha dejado de aumentar. De hecho España es el tercer país del mundo que más las utiliza a diario. En 2008 el 45% de internautas españoles tenía cuenta activa, ahora es un 91%. La duda es saber si han tocado techo, predecir cómo se comportarán los que ya están dentro y qué harán los que han preferido no entrar.
“Mi sensación es que hemos llegado a un punto de saturación, ambas categorías se mantendrán estables. Quienes ya las usan irán saltando de unas a otras según vaya apareciendo más y el porcentaje de insumisos seguirá en torno al actual”, dice Romero. Pinterest da una idea de la volatilidad de este fenómeno: en solo un año ya cuenta con casi 11 millones de personas registradas que le dedican una hora y media al mes, más del doble de tiempo que destinan a LinkedIn y Twitter juntos.
Los teléfonos inteligentes han supuesto un boom en la conexión a Internet y a las redes sociales sobre la marcha, pero no para todos. Elsa Goñi se niega a comprar uno. “La gente a mi alrededor se pasa el día colgada del móvil; no lo veo saludable. Y ahora con Whatsapp, peor. Caeré, en cuanto se me muera el Nokia no hay otra opción, pero lo utilizaré lo justo”.
España es uno de los países con mayor penetración mundial de smartphones, un 44% de la población tiene uno. Gema García, de 42 años, administrativa en una multinacional, no está en ninguna red social, pero sí se ha comprado un smartphone, un Samsung Galaxy. “Lo utilizo para mirar mi cuenta bancaria, leer noticias y acceder al e-mail, pero desde luego no para las redes sociales, no me interesan”.
Alba García, de 26 años, es un buen ejemplo: joven, preparada y protecnología. Es arquitecta, hizo un máster y ahora trabaja para un despacho de arquitectura en Tarragona. “Hablo con mi jefe por Skype, tengo un iPod, escucho música en Grooveshark y almaceno archivos en Dropbox. Utilizo Internet para comprar e informarme, pero las redes sociales ni las toco. Si un amigo me quiere enseñar sus fotos ya sabe mi número, quedamos personalmente”.
Pese a ser la red social dominante, Facebook alimenta a un nutrido grupo de detractores que lo considera una perfecta pérdida de tiempo. Un 85% de internautas españoles mantiene cuenta activa, pero el 15% restante, según The Cocktail Analysis, no la usa, se ha dado de baja o ni siquiera ha llegado a entrar. “La gente va a Facebook básicamente a cotillear, a ver qué dice uno o cuelga el otro. No me gusta pertenecer a este movimiento, no lo necesito, vivo igual de feliz sin ello”, dice Alba.
Según Felipe Romero, socio director de The Cocktail Analysis, hay un componente sociológico que explica en parte esta actitud. “A muchos les gusta ir en contra de las modas, de lo popular y de la mainstream”. ¿Insumisos digitales? “En cierta manera sí, aunque hay varios tipos. Unos acaban entrando de forma muy controlada, con precaución y otros optan por quedarse fuera para siempre”. Alba es del segundo grupo: “Me declaro insumisa 100%”, sonríe con orgullo.
Elsa Goñi, de 33 años, licenciada en derecho y responsable de un hotel en una de las principales cadenas españolas, más que a la rebeldía apunta a la escasa utilidad. “Probé Facebook hace tiempo, no me gustó, me daba la sensación de estar perdiendo el tiempo y cancelé la cuenta. Además, me paso ocho horas delante de un ordenador en el trabajo y lo último que me apetece es llegar a casa y sentarme frente a una pantalla”, dice. Es la principal razón de abandono de las redes sociales: uno de cada cuatro internautas españoles entre 16 y 45 años no les ve utilidad.
“Me considero más bien una objetora de conciencia digital. Reconozco el valor de la tecnología, la uso, pero no considero necesario estar constantemente conectado. Si ocurre una noticia, ¿qué más da enterarse ahora que dentro de tres horas? Twitter y otras redes nos han creado una necesidad. Resulta que ahora cualquier tontería es noticia”, dice Goñi. Salvo Facebook, con cifras demoledoras de uso y permanencia (cada visitante le dedica 6,7 horas de media al mes), el resto de redes tiene bastantes problemas para convencer a los escépticos.
En España, una de cada tres personas con cuenta en Tuenti no la usa o se ha dado de baja. En Twitter es casi el 40% y en LinkedIn más de la mitad. Google+ presenta las peores cifras: 6 de cada 10 registros son inactivos y un 20% del total de internautas entre 16 y 45 años ni siquiera la conoce.
El temor por perder la privacidad aleja a otros de estas páginas. Ignacio Villanueva, de 41 años, jefe de proyecto en una consultora, reconoce que nunca se ha dado de alta en una red social, pero si lo hiciera jamás volcaría allí sus fotos ni publicaría información personal.
“Cuando te metes aceptas sus normas, tu vida privada pasa a su disposición y utilizan esa información para venderte de todo. La gente no es consciente”, dice Villanueva. El 26% de los internautas españoles que no utiliza su cuenta de Facebook lo hace precisamente por miedo a perder la intimidad. Hace poco el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, volvió a cambiar la política de privacidad. Y van unas cuantas.
Pese a las reticencias, la popularidad de las redes sociales no ha dejado de aumentar. De hecho España es el tercer país del mundo que más las utiliza a diario. En 2008 el 45% de internautas españoles tenía cuenta activa, ahora es un 91%. La duda es saber si han tocado techo, predecir cómo se comportarán los que ya están dentro y qué harán los que han preferido no entrar.
“Mi sensación es que hemos llegado a un punto de saturación, ambas categorías se mantendrán estables. Quienes ya las usan irán saltando de unas a otras según vaya apareciendo más y el porcentaje de insumisos seguirá en torno al actual”, dice Romero. Pinterest da una idea de la volatilidad de este fenómeno: en solo un año ya cuenta con casi 11 millones de personas registradas que le dedican una hora y media al mes, más del doble de tiempo que destinan a LinkedIn y Twitter juntos.
Los teléfonos inteligentes han supuesto un boom en la conexión a Internet y a las redes sociales sobre la marcha, pero no para todos. Elsa Goñi se niega a comprar uno. “La gente a mi alrededor se pasa el día colgada del móvil; no lo veo saludable. Y ahora con Whatsapp, peor. Caeré, en cuanto se me muera el Nokia no hay otra opción, pero lo utilizaré lo justo”.
España es uno de los países con mayor penetración mundial de smartphones, un 44% de la población tiene uno. Gema García, de 42 años, administrativa en una multinacional, no está en ninguna red social, pero sí se ha comprado un smartphone, un Samsung Galaxy. “Lo utilizo para mirar mi cuenta bancaria, leer noticias y acceder al e-mail, pero desde luego no para las redes sociales, no me interesan”.
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