La asistencia al cine en Estados Unidos alcanzó en 2011 su punto más bajo en 16 años. Las ventas de DVD no paran de caer. A pesar de ello, Hollywood aún ve razones para el optimismo. Al fin y al cabo, no es el negocio de la música.
En vez de sufrir su propio momento Napster —la trampa mortal digital que ha hecho estragos en las compañías discográficas primero a través de las descargas ilegales y luego por la migración a descargas legales casi exclusivamente a través de iTunes—, varios acuerdos han hecho que Hollywood- se sienta más bajo control.
Google está desarrollando un sistema de entretenimiento para el hogar, y varias empresas de medios de comunicación tienen planes de servicios de transmisión de multimedia (streaming). Ningún proveedor tendrá el monopolio de la distribución de las películas de Hollywood y los programas de televisión en Internet. Si hay más compradores, aumenta la influencia, y por tanto los precios del contenido.
“El ánimo ha cambiado. Ya no hay temor a que los modelos empresariales se desplomen y nos devoren, sino algo parecido a la euforia”, opina Peter Guber, consejero delegado del grupo Mandalay Entertainment, con intereses en el cine, la televisión y los deportes. “Los estudios ven un mercado digital sólido y que cada vez se acelera más”.
Los compradores serios basados en Internet e interesados en películas y programas de televisión surgen por doquier. Netflix, un servicio de DVD por correo y de transmisión de multimedia, ya persigue activamente contenidos de Hollywood y paga un precio considerable por ellos. En un claro desafío a Netflix, Verizon y Redbox han anunciado que se unirán para crear un servicio para transmitir películas de los estudios en Internet. Amazon ha alcanzado un acuerdo para comprar episodios de programas de Viacom, entre ellos Jersey Shore y Bob Esponja Pantalones Cuadrados, al tiempo que se prepara para introducir un servicio de transmisión independiente que también competirá con Netflix. Además, Hollywood prevé que YouTube y Google amplíen en breve su servicio de películas y televisión más allá de los alquileres para incluir también las ventas. Vudu de Walmart, CinemaNow de Best Buy, iTunes de Apple y Hulu no paran de aumentar sus ofertas. La competencia por los derechos de películas y televisión en Internet también se está animando en lugares como Brasil, donde NetMovies Entertainment tiene un acuerdo para transmitir material del grupo Walt Disney.
El dinero que se genera todavía no es suficiente para compensar los ingresos que se han perdido con el DVD, pero es considerable. Barton Crocket, analista de Lazard Capital Markets, calcula que Netflix gastó 937 millones de dólares en derechos de transmisión en 2011 y pagará 1.800 millones en 2012.
Los estudios han trabajado concienzudamente para llegar a este punto, reteniendo contenido o al menos evitando los acuerdos en exclusiva que reducirían las ofertas competitivas. También han contado con el ancho de banda de su lado: el sector de la música se vio superado rápidamente por la Red en gran parte porque las canciones son lo suficientemente pequeñas como para operar en un ancho de banda limitado.
“Seguimos en la fase de aprendizaje, pero tiene un aspecto de lo más emocionante”, señala Ken Werner, presidente de distribución nacional de Warner Brothers Television. “El mercado digital está evolucionando de una forma que nos favorece”.
Pero Roy A. Salter, asesor financiero especializado en entretenimiento, compara el actual boom con las décadas de los ochenta y los noventa, cuando las cadenas de televisión de todo el mundo empezaron a devorar los derechos de películas. Aquello terminó siendo una burbuja, cuando algunos de los compradores, enfrentados a un crecimiento más lento de lo esperado, fueron incapaces de hacer frente a los pagos por sus licencias.
Otra pega tiene que ver con el lado cinematográfico de Hollywood, que tiene menos posibilidades de sacar partido de la transmisión de nuevos estrenos porque sus contratos con canales de televisión por cable de calidad como HBO y Showtime no les permiten transmitir películas en servicios rivales mientras están siendo emitidos en la televisión de pago. Hace solo un año, Netflix era la única empresa importante en EE UU que pagaba al contado grandes cantidades de dinero por la transmisión de contenidos.
Guber vaticina que las cosas van a mejorar para los estudios. “Nadie va a ir a un sitio de la Red para ver ceros y unos”, afirmaba, refiriéndose al código informático. “Pero irán para los ‘ohs’ y los ‘ahs’, y las empresas tecnológicas lo saben”.
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