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2012/01/27

"La gente se sentiría molesta si viera de dónde viene su iPhone"

Examine su smartphone, su tableta o su portátil y compruebe si en la carcasa, en letras pequeñas, puede leerse "ensamblado en China". Si la respuesta es afirmativa, es muy probable que su dispositivo haya sido forjado en las entrañas de Foxconn, el mayor proveedor de aparatos electrónicos de consumo y un lugar laboralmente siniestro.
Un extenso informe publicado ayer por el diario The New York Times vuelve a encender los focos sobre una tragedia que saltó a todos los foros internacionales hace dos años: la empresa taiwanesa Foxconn, que emplea a 1,2 millones de personas sólo en China, incumple flagrantemente las leyes laborales y hasta agrede la dignidad de sus trabajadores, con el único fin de producir aparatos electrónicos de la forma más rápida y barata posible. Compañías como Apple, Amazon, Dell, Hewlett-Packard, Nintendo, Nokia o Samsung se benefician de esa situación.

Bien lo sabe Apple, que esta semana anunció su récord histórico de beneficios: 13.060 millones de dólares sólo en el último trimestre de 2011, gracias a la venta de 37 millones de iPhones (en especial el 4G) y 15,4 millones de iPads. Mientras la firma californiana se sitúa como una de las de mayor capitalización bursátil del mundo, los fabricantes de ese milagro viven hacinados en residencias cochambrosas y trabajan mucho más de las 60 horas semanales que marca cómo límite el Código de Conducta para Proveedores de Apple. Los trabajadores más desafortunados padecen castigos humillantes, caen en depresiones, sufren lesiones de gravedad o, sencillamente, se suicidan.
"Estamos intentando hacer las cosas mejor, pero mucha gente se sentiría realmente molesta si viera de dónde viene su iPhone", confesó un antiguo directivo de Apple al diario neoyorquino. A pesar de las denuncias, pocas cosas han cambiado en Foxconn. A lo sumo un aumento en los salarios, que hasta la oleada de suicidios de 2010 se situaba en 100 euros (200 euros trabajando 12 horas al día).
El año pasado, Foxconn efectuó 229 auditorías. Hubo ligeras mejoras en algunos campos, pero se llegó a la conclusión de que más de la mitad de empleados excede las 60 horas semanales y trabaja más de seis días a la semana. Los episodios de discriminación, falta de medidas de seguridad, impago de horas extras y otras violaciones laborales fueron la norma. Como consecuencia, cuatro empleados murieron y otros 77 resultaron heridos en explosiones dentro de sus instalaciones.
Uno de los fallecidos fue Lai Xiaodong, encargado de la sección donde se pulen las carcasas de aluminio en la planta de Chengdu, al suroeste del país. A pesar de que Sacom, un grupo de Hong Kong contra las malas prácticas corporativas, advirtió a Apple del deplorable estado de ventilación en el lugar y le recordó el riesgo de accidente debido al polvo de aluminio, la firma de la manzana optó por ignorarlo. Sólo dos semanas después, en mayo del año pasado, una tremenda explosión mató a Lai y otros tres compañeros e hirió a 18 más.

Ignorando el problema

"Si ves el mismo patrón de problemas año tras año, eso quiere decir que la empresa está ignorando el asunto más que intentando solucionarlo", denuncia otro exdirectivo de Apple. De hecho, el inmaculado código de conducta de la compañía es incumplido constantemente en Foxconn, a pesar de que Apple remarca que si "un proveedor se niega a cambiar", rompe su relación con él. Algo que Apple parece ni plantearse en el caso de su mayor socio en la cadena de producción de sus iPhone e iPad, herramienta clave para poder satisfacer la ingente demanda global de estos dispositivos y seguir engrosando su cuenta de beneficios. Según relata un exdirectivo de la empresa taiwanesa, "en cuanto se firma el contrato y Foxconn se convierte en un proveedor de Apple, esta no vuelve a prestar ninguna atención".
Además de tolerar condiciones laborales más propias del siglo XIX, varios informes independientes han denunciado la total desidia por el medio ambiente de Apple. El Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales de Pekín publicó en septiembre un extenso informe en el que acusaba a todos los proveedores de Apple en China de verter residuos contaminados y metales pesados en las comunidades aledañas a sus plantas de producción, creando una grave amenaza para la salud pública. Al día siguiente, un portavoz de la firma aseguró que Apple estaba comprometida "con el cumplimiento de los estándares más altos y la responsabilidad social en su cadena de proveedores".
También el año pasado, la compañía de Cupertino admitió que 137 empleados de una fábrica en la ciudad de Suzhou resultaron heridos de gravedad debido a la manipulación de un químico tóxico que se utiliza para hacer las pantallas de cristal ultrafino del iPhone. Otro caso es el de la sección de pulimento de carcasas de Chengdu donde se produjo la explosión mortal. La falta de ventilación afectó durante meses a miles de trabajadores por el polvo de aluminio, un tóxico bien reconocido. Otro de los gigantes que provee a Apple, Wintek, padeció una huelga en enero de 2010 porque más de un centenar de empleados vivían expuestos de manera continuada a hexano, un hidrocarburo neurotóxico, también por fallos en los sistemas de ventilación.
Ma Jun, director del Instituto de Asuntos Públicos y Medioambientales, aseguró tras presentar el informe que Apple es mucho menos proactiva en las investigaciones que otros gigantes. Y de hecho, aunque Apple asegura que está en la vanguardia, The New York Times cita a un empleado de la consultora BSR que asegura que Apple está a la cola de las multinacionales en cuanto a presión sobre sus proveedores, a pesar de las constantes "recomendaciones" de sindicatos laborales y grupos medioambientales.

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