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2011/12/19

EEUU frena la publicación del 'supervirus' de la gripe

Cinco mutaciones en cinco puntos distintos del genoma del virus de la gripe aviar H5N1 le permitirían transmitirse con facilidad entre humanos, según muestran varios experimentos realizados en el Erasmus Medical Center de Rótterdam, en Holanda. La investigación, dirigida por el virólogo Ron Fouchier, indica qué cambios son necesarios para que el virus gane dicha propiedad.
La información, necesaria para saber a qué distancia estamos de que se produzca una pandemia de gripe de esa variante aviar tremendamente mortífera, también podría tener consecuencias nefastas si cayera en las manos equivocadas. El estudio está pendiente de publicación en la revista Science, puesto que la agencia estadounidense NSABB (consejo asesor científico nacional para la bioseguridad) plantea el riesgo de publicar datos que pueden ser la receta perfecta de un arma bioterrorista.

Hasta la fecha, se han sufrido pandemias de los subtipos H1, H2 y H3 del virus de la gripe, pero nunca del subtipo H5. Esta variante sólo infectaba a aves y no se temía que infectara a humanos hasta que en 1997 se detectó el primer caso de transmisión de ave a humano en Asia. Desde enton-ces, se han producido 565 infecciones en humanos, 331 de los cuales han muerto.
En dichos casos, sólo existe evidencia de que el virus de la gripe aviar se haya transmitido de ave a humano por contacto directo con el animal y no hay evidencias científicas de que sea posible el contagio de humano a humano. Pero tampoco parecía posible que infectara a humanos y el virus evolucionó ganando la capacidad de hacerlo. ¿Estamos muy lejos de que los siguientes cambios hagan que pueda también transmitirse entre humanos?
Para estudiar esta posibilidad, el grupo holandés dirigido por Fouchier, con financiación del Instituto Nacional de Salud norteamericano (NIH) y utilizando como modelo animal el hurón animal que reproduce la transmisión de gripe entre humanos, puso a prueba el H5N1. Se modificaron puntos concretos del genoma del virus que se esperaba abrieran la posibilidad de transmisión, pero no lo hicieron. Se cambió entonces de estrategia y se decidió infectar hurones y recoger virus de los infectados para infectar a su vez a nuevos ejemplares. Es un experimento de evolución forzada para averiguar cuántas infecciones son necesarias para que el virus adquiera la capacidad de transmitirse por vía aérea entre los hurones; la respuesta es diez.

El resultado del experimento ha dejado información tan valiosa como incómoda. Una vez secuenciado el virus, se han visto los cambios genéticos necesarios para el peligroso salto evolutivo: sólo cinco mutaciones. Además, los investigadores han generado un virus tan letal como transmisible y que, además, si lo es en hurones, presumiblemente también lo será en humanos.
Aunque todos los focos se posen ahora sobre Ron Fouchier, no es el único investigador en haber realizado los experimentos. El grupo dirigido por el investigador japonés Yoshihiro Kawaoka también recibió el mismo encargo del NIH y ha obtenido resultados comparables. La publicación de esa información también está detenida por el NSABB.
No es la primera vez que la comunidad científica se enfrenta a este dilema. Hace diez años, una investigación que buscaba una vacuna que esterilizara a conejos y ratones en el laboratorio de Ian Ramshaw, inmunólogo del centro John Curtis en Canberra(Australia), produjo como resultado un virus letal para el ratón. El problema residía en que la modificación realizada en el virus de la viruela del ratón le hacía letal hasta en animales vacunados frente al mismo. Tras la publicación de los resultados, se acusó a los miembros del laboratorio de publicar información peligrosa porque los resultados eran extrapolables al virus vaccinia, que infecta humanos.
Ian Ramshaw, actualmente director del Centro Nacional de Bioseguridad australiano, piensa que la investigación financiada por el NIH está completamente justificada: "La necesitamos para que nos ayude a entender qué tiene que cambiar en el virus de la gripe para que se convierta en un patógeno transmisible entre humanos", dice. Eso no significa, añade, que los resultados estén en manos de todos. "Hay casos en los que hay que restringir parte de la información", comenta a Público. El problema es que no hay reglas generales. "Hay que revisar caso a caso", concluye.

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