Pervirtiendo una famosa cita de Churchill, de la noticia científica más aireada de 2011 se podría decir que nunca tanto hizo tanto por tan pocos. Porque son muy pocos quienes pueden disertar sobre qué es y por qué importa el bosón de Higgs, la partícula de cuya existencia se presentaron los primeros indicios este mes y que los físicos esperan confirmar en el año entrante. Y sin embargo, es ineludible explicar a la sociedad el alcance de un hallazgo cuando este ha costado la mayor inversión singular en ciencia de la historia para construir la máquina más grande jamás inventada, el LHC. Sobre todo en tiempos de crisis, cuando la ciencia de todo el mundo sufre el hachazo del verdugo en el cuello de sus presupuestos.
Como ejemplo de esto último, en julio el CSIC anunció el futuro cierre de un tercio de sus centros. Pero más sonada ha sido la guillotina que ha caído sobre el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia, pinchando el globo del que quiso ser un centro de referencia mundial y un baluarte de la investigación con células madre embrionarias. Disciplina esta que regresa un año más como la gran promesa pendiente de la biomedicina, con científicos desertando de sus filas y el primer ensayo clínico cancelado.
La biomedicina más sobresaliente de 2011 ha insistido en el sida y la malaria, en ambos casos con valiosas aportaciones españolas. La vacuna contra el VIH del virólogo Mariano Esteban, del Centro Nacional de Biotecnología, ha superado la primera etapa clínica, mientras que la vacuna antipalúdica de la farmacéutica GSK, cuyo desarrollo dirige Pedro Alonso en África, ya ha alcanzado la fase III, la última antes de convertirse en un salvavidas para millones.
En evolución humana, supimos que nuestra relación con los neandertales llegó a algo más que las manos, y que en Atapuerca vivió otro primo nuestro aún desconocido. La física no sólo vivió del higgs. Otra partícula misteriosa, el neutrino, quiso batir el récord universal de velocidad y pulverizar la relatividad de Einstein. En 2012 se revelará si por fin el neutrino le moja la oreja al físico alemán. En cuanto a la ciencia espacial, EEUU despidió para siempre a sus míticos shuttle después de 135 vuelos a la órbita terrestre durante tres décadas. Gracias a los nuevos instrumentos científicos, el número de exoplanetas supera ya los 700. Uno de ellos, Kepler-22 b, saltó a los telediarios como el primero habitable, una hipótesis aún en cuarentena.
En el año en que millones de fanáticos de Apple perdieron a su gurú Steve Jobs, las aguas de la tecnología estuvieron revueltas por las brechas de seguridad que afectaron, sobre todo, a los usuarios de la PlayStation de Sony, algo que los expertos han interpretado como un piloto rojo que se ha encendido en los paneles de la seguridad en la red y que será necesario vigilar. Especialmente cuando el grueso de la información se está trasladando desde el escritorio personal a eso que ahora llamamos la nube.
La Cumbre del Clima de Durban fue el parto de los montes de la fábula de Esopo. Las dos semanas de negociaciones sólo parieron una prórroga del Protocolo de Kioto, que expira en 2012, algo que para los ecologistas rubrica un nuevo fiasco después de los de Copenhague y Cancún.
Mientras, la naturaleza no pierde ocasión de dejar claro de qué es capaz, como la erupción volcánica que mantuvo en vilo a la isla de El Hierro y, sobre todo, el tsunami que provocó en Japón el desastre nuclear de Fukushima, el peor desde Chernóbil.
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