Una de las formas de vencer la malaria, que mata a un millón de personas al año, es atacar el olfato de los mosquitos que la transmiten. Los insectos detectan las nubes de CO2 que exhalan los humanos. Cuando las huelen, el aroma activa una cascada de reacciones en su diminuto cerebro que les hace buscar activamente una víctima a la que chupar la sangre.
Un equipo de investigadores de EEUU y Kenia presenta hoy en Nature varios compuestos que podrían actuar como un señuelo para distintas especies de mosquitos que transmiten la malaria. Las sustancias logran activar y bloquear el mecanismo neuronal por el que los mosquitos huelen el aliento humano. Además, tras olfatearlos, los insectos parecen quedar desorientados y, según los experimentos realizados, pierden temporalmente la capacidad de olfatear CO2. En pocas palabras: los compuestos taponan a los insectos la nariz que necesitan para buscar víctimas. Estas sustancias "ofrecen poderosos instrumentos para desarrollar una nueva generación de repelentes y trampas", señalan los autores, liderados por Anandasankar Ray, de la Universidad de California. El problema es que el compuesto que resultó más efectivo puede ser tóxico si se usa en grandes cantidades.
A principios de mayo, otro equipo de la Universidad Vanderbilt (EEUU) anunció otro elemento capaz de activar todos los receptores olfativos de los mosquitos. Podría ser un repelente "miles de veces" más potente que el DEET, el más usado contra los insectos del paludismo, que es efectivo, pero caro.
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Un equipo de investigadores de EEUU y Kenia presenta hoy en Nature varios compuestos que podrían actuar como un señuelo para distintas especies de mosquitos que transmiten la malaria. Las sustancias logran activar y bloquear el mecanismo neuronal por el que los mosquitos huelen el aliento humano. Además, tras olfatearlos, los insectos parecen quedar desorientados y, según los experimentos realizados, pierden temporalmente la capacidad de olfatear CO2. En pocas palabras: los compuestos taponan a los insectos la nariz que necesitan para buscar víctimas. Estas sustancias "ofrecen poderosos instrumentos para desarrollar una nueva generación de repelentes y trampas", señalan los autores, liderados por Anandasankar Ray, de la Universidad de California. El problema es que el compuesto que resultó más efectivo puede ser tóxico si se usa en grandes cantidades.
A principios de mayo, otro equipo de la Universidad Vanderbilt (EEUU) anunció otro elemento capaz de activar todos los receptores olfativos de los mosquitos. Podría ser un repelente "miles de veces" más potente que el DEET, el más usado contra los insectos del paludismo, que es efectivo, pero caro.
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