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2011/04/13

En Brasil no todos están contentos frente a la bonanza comercial con China

La avidez de China por materias primas está impulsando las exportaciones de Brasil, mientras que las manufacturas baratas provenientes de Asia están abriéndole nuevos horizontes a la creciente clase media brasileña.
China se convirtió en el mayor socio comercial de Brasil en 2009 desplazando a Estados Unidos, país que mantenía esa posición desde los años 30.

El comercio chino-brasileño sigue creciendo. El año pasado alcanzó los US$56.000 millones, un aumento del 52% con respecto al 2009.
"Es innegable que el comercio con China fue esencial para Brasil en el balance de sus cuentas y la acumulación de reservas financieras logradas a través de las exportaciones", afirmó José Augusto Fernandes, director ejecutivo de la Confederación Nacional de Industria (CNI).

Preocupaciones domésticas

A pesar de los US$5.000 millones en superávit que tienen en el balance comercial, no todos los brasileños están contentos con estas relaciones con China.
En visitas a Estados Unidos, algunos industriales se han quejado que la subvaluada moneda china y sus bajos costos de producción conforman una competencia casi imposible de lidiar, que está dañando seriamente la industria local.
A principios de este año, la poderosa Federación de Industrias de San Paulo (Fiesp) publicó una investigación en la que se asegura que el aumento de las importaciones de bienes de consumo impidió la creación de unos 46.000 trabajos en Brasil en 2010.
Los datos económicos muestran que la participación del sector manufacturero en la creación del Producto Interno Bruto de Brasil cayó de un máximo de 27% a finales de los 80 hasta el actual 15%.

"Hay un claro proceso de desindustrialización ocurriendo en Brasil", afirmó el profesor Gilmar Masiero, de la Escuela de Negocios y Economía de la Universidad de Sao Paulo.
"Lo que se espera es que en las economías desarrolladas el sector de servicios ocupe espacios de la industria, como ha sucedido en Europa. Pero aquí en Brasil todavía estamos en una etapa muy temprana de nuestro desarrollo como para que esto pase".

Buscando el balance

El profesor Masiero estima que aunque China haya desplazado a EE.UU. como socio económico de Brasil, el intercambio con Washington es más balanceado.
"Claro que ellos también compran materias primas de Brasil. Pero también tenemos intercambio de productos manufacturados que es bueno para la economía brasileña".
Previo a la visita que empezó este lunes en China la presidenta brasileña Dilma Rousseff, un grupo de 300 empresarios, organizado por el CNI, viajó a la nación asiática para tratar de encontrar nuevas oportunidades para aumentar las exportaciones industriales brasileñas al mercado chino.
"Vemos interesantes oportunidades para comidas procesadas pero realmente no creo que hay alguna oportunidad de un cambio fundamental en el comercio entre Brasil y China. Básicamente seguiremos siendo un fuente de materias primas para los chinos", afirmó el profesor Masiero.El gobierno brasileño ha mostrado signos de que está preocupado por la situación. La semana pasada emitió medidas anti-dumping contra China, justo antes del viaje de Rousseff.
Los brasileños impusieron una nueva tarifa de US$4 por kilogramo de fibras sintéticas chinas, que ya tienen un arancel de importación del 26%.
Sin embargo, el gobierno de la presidenta Rousseff ha sido muy cuidadoso al manejar este tema.
China se ha convertido en un socio esencial para Brasil y nadie quiere perturbar al gigante asiático.
Pero con todo y las quejas de la industria contra China, muchos sienten que los brasileños son parcialmente responsables de la incapacidad del país en competir.
"Tenemos una infraestructura deficiente, un ineficiente sistema de impuestos y altos costos laborales. Independientemente de lo que China esté haciendo, producir en Brasil es muy caro", considera el director del CNI, José Augusto Fernandes.

BBC Mundo

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