"El Grupo Peralada, propietario de varios casinos, necesitaba reconocer documentos oficiales para evitar el fraude identitario. Acudió a los investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona en el año 1998 para encontrar una solución. Allí se engendró un proyecto que más adelante se convirtió en ICAR", explica Joan Manel Castells, director de ventas internacionales de la compañía. Lo que empezó siendo una necesidad de los casinos es hoy la solución para las organizaciones que obligatoriamente deben dar fe de la identidad de sus clientes y usuarios.
"Ahora nuestros aparatos están instalados en muchas dependencias policiales", añade Castells. Pero no solo la policía se beneficia de sus productos. Un ejemplo más cotidiano se encuentra en el aeropuerto de Barajas. Mediante los cajeros automáticos Viaje Seguro, los pasajeros pueden contratar un seguro desde el propio aeropuerto. Los cajeros cuentan con un escáner que lee y valida el pasaporte del usuario. Este proceso se consigue mediante el programa IDFraud, de ICAR.
Otros de sus clientes importantes son los bancos. "Estas entidades pueden sufrir las consecuencias del fraude económico, estrechamente vinculado al identitario. Nuestro servicio permite reducirlo al 99%".
Recientemente, el Grupo Peralada ha instalado otra tecnología de ICAR. "Con un sistema de reconocimiento facial, los clientes habituales entran al recinto por otra cola, mucho más rápida". Veremos si pronto el invento llega también a la policía.
El Pais
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