La Reserva Federal, el banco central estadounidense, parece tener tanta confianza en la marcha de la economía que este miércoles podría anunciar oficialmente el fin una de las medidas más polémicas de las usadas para evitar una posible recaída en la recesión.
El programa de compra de bonos del Tesoro debería finalizar en junio, y justo eso se espera que sea confirmado este miércoles por el director de la Fed, Ben Bernanke, al final de la reunión trimestral del organismo en Washington.Con el cierre del plan, denominado Quantitative Easing (Flexibilización Cuantitativa) con el cual se destinaron U$600.000 millones para la compra de los papeles públicos, se acabarían las medidas especiales tomadas desde el 2008 para reanimar la economía.
Sólo quedarán en píe los recortes de impuestos que el presidente Barack Obama extendió por un año más.
Pero aquellos temores de que el país volviera a caer en la recesión han desaparecido, con el sector privado creciendo y los mercados en sus registros más altos desde 2008.
El aparente optimismo de las autoridades monetarias estadounidenses se topa con constante aumento de los precios del petróleo y los alimentos, lo que podría dañar la marcha de la economía al desatar las presiones inflacionarias.
El fantasma de la inflación
"Yo creo que esto indica que la Reserva se empieza a preparar para contener el riesgo de inflación en EE.UU.", dijo a BBC Mundo el economista Isaac Cohen.
"La reactivación de la economía está en curso, aunque ha sido moderada en el sentido de que no ha podido bajar la tasa del desempleo, que sigue en el 8,8%. Pero hay crecimiento", estima Cohen.
"La preocupación principal es la inflación porque la estamos viendo en los puntos más volátiles del índice de precios como son los combustibles y los alimentos", dijo Cohen, aunque explica que en la Fed (como se conoce popularmente al organismo) se asegura que se trata de factores temporales.
Sin embargo, el fantasma inflacionario lleva a algunos dentro de la Reserva a pensar que es necesario terminar con la compra de bonos anticipadamente, antes de junio, y a aumentar las tasas de interés, que se mantienen cerca de cero desde diciembre de 2008.
"La reactivación de la economía está en curso, aunque ha sido moderada en el sentido de que no ha podido bajar la tasa del desempleo, que sigue en el 8,8%. Pero hay crecimiento", estima Cohen.
"La preocupación principal es la inflación porque la estamos viendo en los puntos más volátiles del índice de precios como son los combustibles y los alimentos", dijo Cohen, aunque explica que en la Fed (como se conoce popularmente al organismo) se asegura que se trata de factores temporales.
Sin embargo, el fantasma inflacionario lleva a algunos dentro de la Reserva a pensar que es necesario terminar con la compra de bonos anticipadamente, antes de junio, y a aumentar las tasas de interés, que se mantienen cerca de cero desde diciembre de 2008.
¿Y quien comprará?
En el ultimo año la Reserva compró más de la mitad de toda la deuda nueva emitida por el gobierno, mientras que China –hasta hace poco el principal acreedor del gobierno federal- ha empezado a deshacerse de algunos de los valores que ha adquirido.
¿Quién va a comprar toda esa deuda nueva del gobierno cuando la Fed no lo haga más?, afirma Richard Rahn, presidente del Instituto para el Crecimiento Económico Global, un centro de desarrollo de política públicas de Washington.
Aunque Rahn considera que el plan equivale a imprimir dinero y por tanto es una de las causas de la inflación, teme que con su fin el Tesoro estadounidense se vea forzado a aumentar el rendimiento de los bonos para atraer nuevos compradores.
Eso también podría tener un efecto indeseado en la inflación.
"Pero tener que pagar más intereses en la deuda pública profundizará el problema fiscal, y antes de lo que se pueda pensar, la situación empezará a salirse de control, como ha pasado en otros países", advierte Rahn.
Será el tercer año consecutivo que el indicador cierra por encima del billón y además será el mayor considerado como porcentaje de la economía desde los años de la Segunda Guerra Mundial.
Este mes la Cámara de Representantes aprobó un plan que recortaría el gasto público en cerca de US$6 billones en la próxima década, mientras que el presidente Obama ha propuesto un plan que reduciría US$4 billones la deuda pública y elevaría impuestos a los más ricos.
Aunque se trata de un debate técnico y matemático –sobre cómo hacer para no gastar más de lo que ingresa- la política alrededor lo contamina y dificulta llegar al consenso necesario para atajar a tiempo el problema.
BBC Mundo
¿Quién va a comprar toda esa deuda nueva del gobierno cuando la Fed no lo haga más?, afirma Richard Rahn, presidente del Instituto para el Crecimiento Económico Global, un centro de desarrollo de política públicas de Washington.
Aunque Rahn considera que el plan equivale a imprimir dinero y por tanto es una de las causas de la inflación, teme que con su fin el Tesoro estadounidense se vea forzado a aumentar el rendimiento de los bonos para atraer nuevos compradores.
Eso también podría tener un efecto indeseado en la inflación.
"Pero tener que pagar más intereses en la deuda pública profundizará el problema fiscal, y antes de lo que se pueda pensar, la situación empezará a salirse de control, como ha pasado en otros países", advierte Rahn.
Déficit histórico
Hay tendencias a largo plazo que también preocupan a las autoridades económicas estadounidenses, sobre todo el déficit público que está camino de los US$1.5 billones este año.Será el tercer año consecutivo que el indicador cierra por encima del billón y además será el mayor considerado como porcentaje de la economía desde los años de la Segunda Guerra Mundial.
Este mes la Cámara de Representantes aprobó un plan que recortaría el gasto público en cerca de US$6 billones en la próxima década, mientras que el presidente Obama ha propuesto un plan que reduciría US$4 billones la deuda pública y elevaría impuestos a los más ricos.
Aunque se trata de un debate técnico y matemático –sobre cómo hacer para no gastar más de lo que ingresa- la política alrededor lo contamina y dificulta llegar al consenso necesario para atajar a tiempo el problema.
BBC Mundo
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