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2010/10/04

Sony defiende los libros electrónicos frente a las tabletas

El Pais

Un lector de libros digitales para los lectores muy lectores. Esa es la apuesta que Sony hace en su lanzamiento en España de Reader, su dispositivo de lectura, una filosofía con la que justifica la ausencia de un modelo con wifi, teclado físico incorporado o con conectividad 3G. "Esto está pensado para leer y de la misma manera que los teléfonos inteligentes no han acabado con las buenas cámaras fotográficas digitales, las tabletas [como el iPad de Apple] no acabarán con estos lectores", argumenta Pedro Navarrete, presidente y director general de Sony España.
Esfuerzos para que el Reader sea el equivalente a la mejor de la más mullida butaca orejera, Sony los ha hecho. Así, de entrada, tanto el Reader Pocket Edition (cinco pulgadas) como el Reader Touch Edition (seis pulgadas) funcionan con una de las mejores pantallas táctiles del momento, permiten fácilmente pasar hasta seis tamaños de cuerpo de letra y, por descontado, deja subrayar y tomar notas. Y, sobre todo, la tinta electrónica, que permite una alta legibilidad sin fatiga por su parecido al papel impreso. Rematan la propuesta un peso liviano (155 y 220 gramos, respectivamente) y una batería de bajo consumo que permitiría unas dos semanas de lectura seguida, el equivalente a unas 10.000 páginas. Unos 1.200 libros son los que puede almacenar el lector en su memoria, que en el caso del Reader Touch puede ampliarse hasta los 32 gigas, o sea, 19.000 e-books que, claro, siempre deben descargarse vía ordenador.
¿La apuesta por este modelo implica que Sony abandona la batalla de aparatos -tabletas, con wi-fi y demás? "No, ese producto ya lo tenemos en Estados Unidos con el Reader Daily Edition, pero nuestra apuesta aquí es por los lectores de libros puros; vamos a mercados distintos", insiste Navarrete, que cree que el precio "también es competitivo" y les ayudará a fijarse en el mercado: 200 y 250 euros, respectivamente. Está a medio camino entre el agresivo Kindle 3G de Amazon (189 dólares, unos 137 euros) y, por ejemplo, el e-book que acaba de lanzar Samsung (299 euros). Sin duda es mucho más económico que las iPad de Apple, (a partir de 488 euros) pero, eso sí, todos tienen una conectividad y prestaciones comunicativas mayores. La opinión generalizada en el sector es que ahora aún hay espacio para todos los tipos de dispositivos, si bien dentro de unos tiempo, sin más prestaciones, la ley del mercado reducirá drásticamente la oferta de aparatos.
Sony, en realidad, podía haber lanzado su Reader en España hace ya dos años, "pero hasta ahora el sector del libro electrónico ha estado aquí huérfano de contenido", apunta Navarrete. Por ello la multinacional japonesa ha buscado el apoyo de Libranda, la gran plataforma de distribución de libros en ese formato, que cuenta ya con 1.400 títulos digitalizados. "El mercado no existe aún; se calcula que en España hay entre 50.000 y 100.000 aparatos lectores de libros digitales [se calcula en 11 millones de dispositivos en EEUU], pero hemos de ir juntos: libros digitalizados sin aparatos lectores dará como resultado la piratería; aparatos sin contenido, algo absurdo", expone Arantza Larrauri, directora general de Libranda, distribuidora que esperaba alcanzar a finales de este año los 8.000 títulos, pero que deberá conformarse con la mitad ante la dificultad de los editores por hacerse con los derechos de autor digitales. El peligro de la piratería sólo tiene, en su opinión, un antídoto: la edición simultánea de las novedades tanto en papel como en e-book, "como ya demostramos hace unos días con el último Ken Follet".
Alcanzar una mínima masa crítica de propietarios de dispositivos para libros digitales es el objetivo de ambas empresas, por lo que ultiman una posible campaña conjunta en las librerías. "Lo importante de un aparato como el Reader, que además es abierto y multiformato, es que va a hacer perder el miedo a los lectores puros y de alto recorrido con el tema del papel y la pantalla; hoy por hoy da la sensación de que las tabletas serán para lectores y lecturas más esporádicas y cortas porque la visualización no es tan nítida", apunta Larrauri. Igual es sólo cuestión de meses.

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