Los ministros europeos de Medio Ambiente reiteraron hoy la disposición de la UE a detener la pérdida de biodiversidad en 2020 y restablecer los servicios ecosistémicos en la medida de lo posible de cara a la cumbre de Nagoya (Japón), que se celebra del 18 al 29 de octubre.
"Creemos que es necesario un acuerdo sobre biodiversidad a partir del año 2010", declaró la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, a la salida de la reunión con sus homólogos europeos en Luxemburgo.
"Hablar de biodiversidad es hablar de preservar una de las mayores riquezas que tenemos en Europa, es ayudar también a los países menos desarrollados", agregó.
Según la ministra, la UE quiere "liderar la renovación de un nuevo acuerdo".
"Sobre todo queremos que aquellos países que aún no han tenido la experiencia de poder trabajar en temas de preservación lo puedan hacer con ayuda de todos los demás", sostuvo.
La UE reconoce que no se ha cumplido el objetivo de detener en 2010 la pérdida de diversidad de especies y se declara "profundamente inquieta" acerca de los efectos que tiene la actividad humana en este sentido, según un documento aprobado hoy en Luxemburgo que fija la posición europea con vistas al encuentro de Nagoya.
Los estados miembros solicitan que se actúe con "urgencia y coordinación" para hacer frente a las lagunas existentes y lograr una utilización más eficiente de los recursos.
Los Veintisiete se muestran a favor de establecer un plan estratégico sobre biodiversidad para el periodo 2011-2020, así como de fijar un protocolo eficaz sobre el acceso a los recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de su uso.
La idea que defiende la UE es compensar a los países que poseen recursos naturales por esta riqueza natural de la que se benefician compañías como las farmacéuticas, así como por el conocimiento que poseen las comunidades indígenas del medio.
Está por ver cómo se resuelve esta cuestión en las negociaciones internacionales, ya que el grupo de países africanos insiste en que el protocolo debe tener carácter retroactivo, un planteamiento inaceptable para la UE.
La Comisión Europea presentó directrices sobre biodiversidad el pasado enero y recordó que la extinción de especies sigue registrando índices alarmantes con un ritmo entre cien y mil veces superior al normal.
Asimismo, aseguró que más de un tercio de las especies corren riesgo de dejar de existir y que un 60 por ciento de los servicios ecosistémicos de la Tierra se han deteriorado en los últimos 50 años, todo ello a causa principalmente del cambio climático y las actividades humanas.
Según cálculos de la ONU, la pérdida anual de los servicios que nos presta el ecosistema se eleva a unos 50.000 millones de euros y de no tomar medidas la pérdida de bienestar acumulado podría alcanzar en 2050 una dimensión equivalente al 7% del consumo anual.
"Creemos que es necesario un acuerdo sobre biodiversidad a partir del año 2010", declaró la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, a la salida de la reunión con sus homólogos europeos en Luxemburgo.
"Hablar de biodiversidad es hablar de preservar una de las mayores riquezas que tenemos en Europa, es ayudar también a los países menos desarrollados", agregó.
Según la ministra, la UE quiere "liderar la renovación de un nuevo acuerdo".
"Sobre todo queremos que aquellos países que aún no han tenido la experiencia de poder trabajar en temas de preservación lo puedan hacer con ayuda de todos los demás", sostuvo.
La UE reconoce que no se ha cumplido el objetivo de detener en 2010 la pérdida de diversidad de especies y se declara "profundamente inquieta" acerca de los efectos que tiene la actividad humana en este sentido, según un documento aprobado hoy en Luxemburgo que fija la posición europea con vistas al encuentro de Nagoya.
Los estados miembros solicitan que se actúe con "urgencia y coordinación" para hacer frente a las lagunas existentes y lograr una utilización más eficiente de los recursos.
Los Veintisiete se muestran a favor de establecer un plan estratégico sobre biodiversidad para el periodo 2011-2020, así como de fijar un protocolo eficaz sobre el acceso a los recursos genéticos y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de su uso.
La idea que defiende la UE es compensar a los países que poseen recursos naturales por esta riqueza natural de la que se benefician compañías como las farmacéuticas, así como por el conocimiento que poseen las comunidades indígenas del medio.
Está por ver cómo se resuelve esta cuestión en las negociaciones internacionales, ya que el grupo de países africanos insiste en que el protocolo debe tener carácter retroactivo, un planteamiento inaceptable para la UE.
La Comisión Europea presentó directrices sobre biodiversidad el pasado enero y recordó que la extinción de especies sigue registrando índices alarmantes con un ritmo entre cien y mil veces superior al normal.
Asimismo, aseguró que más de un tercio de las especies corren riesgo de dejar de existir y que un 60 por ciento de los servicios ecosistémicos de la Tierra se han deteriorado en los últimos 50 años, todo ello a causa principalmente del cambio climático y las actividades humanas.
Según cálculos de la ONU, la pérdida anual de los servicios que nos presta el ecosistema se eleva a unos 50.000 millones de euros y de no tomar medidas la pérdida de bienestar acumulado podría alcanzar en 2050 una dimensión equivalente al 7% del consumo anual.
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