Bruselas propuso ayer prohibir la clonación de animales para el consumo dentro de la Unión Europea, pero recomendó que se permita importar alimentos derivados de descendientes de animales clonados. La medida, presentada por el comisario de Salud, John Dalli, tendrá que ser discutida por los 27 gobiernos y la Eurocámara y pretende acabar con el vacío legal existente ahora en la mayoría de países. En la práctica, Dalli pretende prohibir temporalmente la presencia en el mercado de carne o leche de animales clonados, algo para lo que la demanda es inexistente, entre otros factores, por su elevado precio. Al mismo tiempo, el Ejecutivo comunitario pretende legitimar el semen o los embriones procedentes de animales previamente clonados, así como la venta de los alimentos que produzcan los nuevos ejemplares.
La propuesta se basa tanto en criterios éticos como de preservación de la salud animal. "Los alimentos procedentes de animales clonados son seguros y, según el criterio científico, no es posible diferenciarlos de los que se obtienen del resto de animales", recordó. "El problema es la salud animal", aseguró en referencia a los ejemplos de sufrimientos de animales clonados y el riesgo de enfermedades respiratorias, algo que no se da en los descendientes de clones. De hecho, la clonación animal es exitosa sólo en un 20% de los casos, mientras que los demás embriones no son viables o dan como resultado animales que mueren durante el parto o poco después.
Desde EEUU, Argentina o Brasil, países que lideran la investigación en este campo, surgieron, tras la presentación de la propuesta de Bruselas, voces críticas con los planteamientos de la Comisión. "La decisión cierra los ojos ante el consenso científico global que indica que el consumo de alimentos de clones o sus crías es completamente seguro", advirtió David Edwars, responsable de la Biotechnology Industry Organization (BIO), con sede en Washington.
De ser aprobada la propuesta de la Comisión, la prohibición duraría cinco años y el material reproductivo o alimentos importados estarían sujetos a un seguimiento por parte de las autoridades europeas. Sin embargo, el Parlamento Europeo votó recientemente a favor de un veto total, tanto de la clonación para el consumo como la cría de descendientes o venta de sus productos, por lo que la propuesta podría tener que modificarse si quiere prosperar.
La propuesta se basa tanto en criterios éticos como de preservación de la salud animal. "Los alimentos procedentes de animales clonados son seguros y, según el criterio científico, no es posible diferenciarlos de los que se obtienen del resto de animales", recordó. "El problema es la salud animal", aseguró en referencia a los ejemplos de sufrimientos de animales clonados y el riesgo de enfermedades respiratorias, algo que no se da en los descendientes de clones. De hecho, la clonación animal es exitosa sólo en un 20% de los casos, mientras que los demás embriones no son viables o dan como resultado animales que mueren durante el parto o poco después.
Desde EEUU, Argentina o Brasil, países que lideran la investigación en este campo, surgieron, tras la presentación de la propuesta de Bruselas, voces críticas con los planteamientos de la Comisión. "La decisión cierra los ojos ante el consenso científico global que indica que el consumo de alimentos de clones o sus crías es completamente seguro", advirtió David Edwars, responsable de la Biotechnology Industry Organization (BIO), con sede en Washington.
De ser aprobada la propuesta de la Comisión, la prohibición duraría cinco años y el material reproductivo o alimentos importados estarían sujetos a un seguimiento por parte de las autoridades europeas. Sin embargo, el Parlamento Europeo votó recientemente a favor de un veto total, tanto de la clonación para el consumo como la cría de descendientes o venta de sus productos, por lo que la propuesta podría tener que modificarse si quiere prosperar.
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