Tres de las principales organizaciones ecologistas denunciaron ayer que en España hay centenares de balsas con residuos mineros peligrosos para el medio ambiente y, al menos una decena, con una capacidad similar a la de la piscina húngara.
"No son cien, calculamos que hay centenares de balsas de residuos mineros", dice la responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace, Sara del Río. El problema, añade, es que "las cifras exactas sólo las conoce el Instituto Geominero. La organización WWF se atreve a dar una cifra. Tras el vertido minero de Aznalcóllar en 1998, inventarió 743 balsas de residuos en España.
Varias de ellas han sido denunciadas por los ecologistas desde hace tiempo. Las de CerroColorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas, en Badajoz, o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias son, a decir de los medioambientalistas, capaces de provocar accidentes como el húngaro. Pero hay una que levanta las mayores preocupaciones. Se trata de la mina de las Cruces, en Sevilla.
El responsable de Minas y Canteras de Ecologistas en Acción en Sevilla, Isidoro Albarreal, asegura que la balsa de residuos de esta mina amenaza con riesgo de derrumbe. El material con el que están construidas sus paredes se está degradando con rapidez por la acción conjunta del sol y la humedad.
Son las abandonadas, precisamente, las más peligrosas. "Nadie las controla y tampoco se sabe si están ya contaminando los suelos y los acuíferos", opina Del Río, de Greenpeace. Para esta organización, aparte de si hay o no suficiente legislación, el problema es la falta de control y "la permisividad de las administraciones".
En el caso de la mina se-villana de las Cruces, que acumula restos del proceso de obtención del cobre, la Confederación Hidrográficadel Guadalquivir les retiró la autorización. Pero al pasar las competencias a la Junta de Andalucía, "volvieron a dársela", denuncian desde Greenpeace. Lo único positivo, dice Eva Hernández, de WWF, es que estos desastres pueden servir "para controlar todas las balsas de residuos tóxicos que se acumulan por el territorio europeo".
La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, señaló, por su parte, que en España existen balsas similares, pero más pequeñas, con diferentes materiales y técnicas, informa Efe.
"No son cien, calculamos que hay centenares de balsas de residuos mineros", dice la responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace, Sara del Río. El problema, añade, es que "las cifras exactas sólo las conoce el Instituto Geominero. La organización WWF se atreve a dar una cifra. Tras el vertido minero de Aznalcóllar en 1998, inventarió 743 balsas de residuos en España.
Varias de ellas han sido denunciadas por los ecologistas desde hace tiempo. Las de CerroColorado y Aguzaderas en la comarca de Río Tinto, Aguas Blancas, en Badajoz, o algunas de las balsas de estériles de la industria minera del oro en Asturias son, a decir de los medioambientalistas, capaces de provocar accidentes como el húngaro. Pero hay una que levanta las mayores preocupaciones. Se trata de la mina de las Cruces, en Sevilla.
El responsable de Minas y Canteras de Ecologistas en Acción en Sevilla, Isidoro Albarreal, asegura que la balsa de residuos de esta mina amenaza con riesgo de derrumbe. El material con el que están construidas sus paredes se está degradando con rapidez por la acción conjunta del sol y la humedad.
Residuos abandonados
Eva Hernández, responsable de aguas continentales de WWF España, se lamenta: "A pesar de la aprobación en 2005 de una directiva europea que regulaba las medidas de seguridad en estas instalaciones, apenas ha habido cambios y quedan muchas balsas abandonadas sin restaurar".Son las abandonadas, precisamente, las más peligrosas. "Nadie las controla y tampoco se sabe si están ya contaminando los suelos y los acuíferos", opina Del Río, de Greenpeace. Para esta organización, aparte de si hay o no suficiente legislación, el problema es la falta de control y "la permisividad de las administraciones".
En el caso de la mina se-villana de las Cruces, que acumula restos del proceso de obtención del cobre, la Confederación Hidrográficadel Guadalquivir les retiró la autorización. Pero al pasar las competencias a la Junta de Andalucía, "volvieron a dársela", denuncian desde Greenpeace. Lo único positivo, dice Eva Hernández, de WWF, es que estos desastres pueden servir "para controlar todas las balsas de residuos tóxicos que se acumulan por el territorio europeo".
La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, señaló, por su parte, que en España existen balsas similares, pero más pequeñas, con diferentes materiales y técnicas, informa Efe.
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