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2010/10/04

Cuidado, caen puñaladas por Facebook

El Pais

La visita a Madrid, en octubre de 2008, de Mark Zuckerberg, creador de Facebook, la red social más exitosa de Internet, pasó casi inadvertida. Los medios de comunicación apenas se fijaron en el chico, vestido con sudadera de la Universidad de Harvard, que llenó a rebosar el teatro Lara de la capital, donde se celebraron unas jornadas dedicadas a la red social. "Facebook no era todavía un fenómeno mediático. Era un enano al lado de MySape", cuenta Martín Varsavsky, fundador de Jazztel y creador de la red Wifi FON, que organizó el evento. Para empezar, la plataforma no estaba en español. "Facebook no dio el salto brutal hasta 2009", dice Juan Díaz, que trabajó nueve meses como directivo de esta compañía en España y conoció al líder en la sede de Palo Alto (California).
Hoy no ocurriría lo mismo. De ser un nombre conocido solo en los círculos de enterados, Mark Zuckerberg se ha convertido en toda una celebridad, y su invento, en una prodigiosa maquinaria de comunicación, donde más de 500 millones de usuarios intercambian opiniones, fotografías, noticias. Todo un salto en la corta carrera de este niño prodigio, nacido en Nueva York en mayo de 1984, hijo de una psiquiatra y un dentista apasionado de los ordenadores, que supo potenciar las cualidades innatas del niño. Mark, que tiene tres hermanas, empezó tan pronto su carrera que el profesor del centro especializado al que le llevó su padre le dijo al verlo aparecer con el pequeño: "No puede traerse el niño a clase".
Aquel alumno aventajado que estudió en las mejores escuelas e ingresó en la Universidad de Harvard sigue estando ahí, bajo la apariencia discreta del joven empresario entregado en cuerpo y alma a su negocio.
Pero en el plazo de unas semanas, su nombre ha acaparado titulares en todo el mundo. Elegido por la revista Vanity Fair como el personaje más influyente del nuevo establishment de Estados Unidos, acaba de desbancar a Steve Jobs, creador de Apple, y a Rupert Murdoch, magnate de los medios, en la lista de los más ricos que publica todos los años la revista Forbes. Zuckerberg, con su rostro aniñado, su ropa informal y su sencillez, ha triplicado su fortuna en un año, hasta alcanzar los 6.900 millones de dólares (5.000 millones de euros). Y, aunque ocupa de momento el puesto 35º de la lista, la progresión de sus ganancias es tal que todo apunta a que será pronto el más joven en encabezarla.
Como todo multimillonario que se precie, acaba de dar el salto a la filantropía. Anunció que financiará con 100 millones de dólares (73 millones de euros), en acciones de Facebook, un programa para mejorar la calidad de la enseñanza en Newark (Nueva Jersey). "En el mundo anglosajón está totalmente establecido que el que más gana tiene que ser el que más da. Aparte de que está en la tradición judía", dice Varsavsky, judío como Zuckerberg.
Pero hay otros motivos detrás de esa generosidad. Como los hay en su repentina apertura a los medios de comunicación. Zuckerberg se ha dejado ver en el programa de Oprah Winfrey, y concedió una entrevista a la revista The New Yorker, para explicar cómo vive. Un evidente intento de contrarrestar el impacto negativo de una película que se estrena ahora en Estados Unidos sobre la gestación de Facebook, en 2004. The Social Network (La red social) es un retrato devastador, dicen, del joven creador de la mayor red social en Internet. La película narra episodios escogidos de las relaciones de Zuckerberg con el grupo de amigos de la Universidad de Harvard que contribuyeron a poner en marcha el invento más exitoso en Internet desde la aparición de Microsoft. Hay sexo, drogas, amistades rotas y traiciones. Y Zuckerberg es retratado en ella como un trepa obsesionado por el sexo. Un tipo sin escrúpulos, desleal y traicionero. El filme recoge sobre todo la versión de Eduardo Saverin, en aquella etapa amigo íntimo de Zuckerberg y apartado después del invento. Y la de los hermanos Cameron y Tyler Winklevoss, que denunciaron a Zuckerberg por haberles robado supuestamente la idea de Facebook.
Saverin consiguió después que se le asignara el 5% de las acciones de la red social, y los hermanos Winklevoss, tras años de pleitear, obtuvieron hace poco una indemnización de unos 50 millones de euros, que ahora les parece escasa.
El litigio sacó a la luz una serie de correos electrónicos que Zuckerberg había intercambiado con antiguos compañeros de Harvard. En uno de ellos se jacta de contar con datos y fotografías de 4.000 alumnos. Cuando el amigo le pregunta cómo los ha conseguido, Zuckerberg responde: "Confían en mí. Qué gilipollas".
La película The Social Network, apuntala esa visión de Zuckerberg. Dirigida por David Fincher y con guión de Aarón Sorkin, autor de la serie El ala oeste de la Casa Blanca, se basa en un libro, The accidental billioners (Los multimillonarios accidentales), de Ben Mezrich, un relato donde se mezclan ficción y realidad. "No he querido ser injusto con este chico, al que no conozco, que no me ha hecho nada y que no merece un puñetazo en la cara", ha declarado Sorkin, a la revista The New Yorker. En su opinión, bastante demoledora, los creadores de la mayor red social en Internet eran, paradójicamente, "un grupo de gente disfuncional en el plano social".
Martín Varsavsky, que no sabe nada de la película, defiende a Zuckerberg. "Como todas las personas exitosas, es una especie de gestor-diseñador y vive obsesionado con Facebook. Sólo piensa en cómo mejorar su producto. Y es capaz de asumir riesgos. Cuando vino era justo antes de las elecciones en Estados Unidos, y sentí que no le interesaban ni Bush ni Obama lo más mínimo". Juan Díaz, que fichó por Vivanki, una empresa de comunicación, lo describe también como un obseso del trabajo. "Vive entregado a la empresa, y tiene verdadera devoción por el equipo y por los usuarios".
Ni Díaz ni Varsavsky creen que la película pueda erosionar a Facebook. Y eso es lo único importante para su creador.

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