El gigante chino no sólo quiere ser el más rápido de las vías -ya lo consiguió hace apenas unos meses con la presentación del tren más veloz del mundo (350 kilómetros/hora de media)- sino también el más poderoso. Para ello, plantea desarrollar la red ferroviaria más grande del planeta, con más de 120.000 kilómetros de vías y con una inversión aproximada de un billón, con "b", de dólares.
El plan, que se prevee que finalice en 2025, está impulsado por el Ministerio de Ferrocarriles chino y comunicará hasta 17 países, contemplando tres grandes líneas de convoyes que circularán a 320 km/h. La primera, unirá Beijing con Londres en el famoso tren bala, la segunda, conectará China con Vietnam, Tailandia, Burma y Malasia. Mientras que la última, unirá Alemania con Rusia, Siberia y China (ver gráfico)-
¿Pero por qué querría China desembolsar este elevado precio y desarrollar infraestructuras más allá de sus propias fronteras? La respuesta está en los recursos naturales que poseen los diferentes países por los que discurrirá la red y a los que tendrá acceso el gigante asiático a cambio de la inversión; por ejemplo, ya están en conversaciones con el gobierno birmano para acceder a sus reservas de litio y en breve comenzarán a hacerlo con India, Irán y Pakistán.
¿Se imaginan, poder tomar un tren en Madrid y a los dos días llegar a Pekín? Lo comprobaremos en tres lustros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario