"Aviso a los internautas: el paraíso está cerca". Así presenta en una de sus webs la Comisión Europea su plan de crear un mercado único digital a escala comunitaria en música, cine y juegos. Bruselas quiere hacerse querer por el sector de la creación y, sobre todo, por los 500 millones de potenciales consumidores de la Unión. También hay ingentes cantidades de dinero, más de 8.000 millones de euros, de cumplirse los vaticinios que auguran que para 2010 casi se habrán quintuplicado los 1.800 millones que movió el negocio en 2005. El Ejecutivo comunitario pondrá su parte en conseguir la meta marcada, pero también alienta a los implicados (proveedores de contenidos, compañías telefónicas y servicios de Internet) a trabajar por la felicidad de los internautas.
"El sector europeo de contenidos digitales se ve menoscabado por su fragmentación regulatoria, por la falta de normas claras y cómodas de acceso online a material con propiedad intelectual protegida y por las graves discrepancias entre todos los implicados sobre cuestiones cruciales como derechos de pago y copia privada", señala Viviane Reding, comisaria para la Sociedad de la Información en un comunicado en el que da cuenta de sus nuevos planes de intervención.
Se pregunta retóricamente la comisaria, sabiendo de antemano la repuesta, si queremos los europeos contar con una música, una cinematografía o unos videojuegos autóctonos fuertes. A la obvia respuesta, apostilla: "Entonces debemos proporcionar a la industria certidumbre legal, a los creadores una retribución justa y a los consumidores un amplio acceso a la rica diversidad de los contenidos online".
Reding apunta algunas de sus ideas y pide a los interesados que le hagan llegar antes del 29 de febrero las suyas para presentar antes del verano una propuesta sin carácter vinculante que sirva para catalizar un debate que lleve a adoptar medidas normativas en los Veintisiete. Como punto de partida, la comisaria ha presentado un programa para enmarcar la discusión con cuatro áreas.
- Disponibilidad de contenidos creativos. Los creadores se muestran a veces reacios a participar en la distribución digital como reacción a la piratería o a las descargas ilegales. Ahí, la Comisión se limita a recomendar a las partes a que hagan esfuerzos de imaginación para explotar adecuadamente el mercado de contenidos online.
- Licencias multiterritoriales sobre los derechos de autor. El que los derechos de autor no trasciendan las barreras estatales traba las ofertas fronterizas de servicios online y con ello el consiguiente beneficio de las economías, señala la Comisión, que pide a las partes que mejoren los sistemas de concesión de licencias de explotación.
- Sistemas de Gestión de Derechos Digitales (DRM). Las tecnologías pueden contribuir a que los creadores reciban compensaciones económicas, y la Comisión se propone establecer un marco que permita la transparencia y la operabilidad de los distintos sistemas DRM. Se trata, también, de que los consumidores sepan qué restricciones de uso tienen los contenidos que descargan.
- Legalidad y piratería. La piratería, incluido el trasiego de contenidos teóricamente protegidos por derechos de autor, es una preocupación. Bruselas se propone alentar la adopción de un código entre proveedores de acceso a servicios, derechohabientes y consumidores para garantizar no sólo una amplia oferta de contenidos sino la adecuada protección de las creaciones y la cooperación en la lucha contra la piratería y el intercambio no autorizado de ficheros.
Para ver si todo esto es el camino hacia el paraíso prometido por la Comisión habrá que esperar, como mínimo, un año más.
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