Apple ha pasado los últimos años perfeccionando sus técnicas de
construcción de chips y, según las últimas noticias, por fin habría
llegado el momento para desembarazarse de acuerdos con terceros en el
terreno de los ordenadores personales.
O, más concretamente, de su asociación con Intel, que dura ya siete años.
Al menos así lo asegura Bloomberg, que explica que la firma de la manzana mordida quiere utilizar nuevos procesadores en sus Mac. Unos procesadores que estarían basados directamente en los diseños de ARM Holdings que ya utiliza para sus dispositivos móviles y que servirían para alimentar tanto equipos de escritorio Mac como computadoras portátiles.
Entre sus ventajas se encontrarían una mayor capacidad de refrigeración, máquinas más delgadas y, sobre todo, un acercamiento entre los ecosistemas iOS y Mac OS, con posibilidad de intercambio de aplicaciones. Además, de los beneficios obvios asociados a un sistema de producción propia.
En el otro extremo, el reto principal es garantizar que esta
transición no impida la compatibilidad con los programas actuales. Cabe
recordar que cuando Apple hizo el cambio de PowerPC a Intel se dejó por
el camino una gran cantidad de software legado, lo que originó
importantes problemas de usabilidad.
Eso sí, aunque el proyecto está sobre la mesa y todo indica que no
hay vuelta atrás, fuentes de la industria señalan que esta
transformación llevará algún tiempo y no es probable que se produzca en
un plazo de tiempo inmediato.
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