El exceso de correos electrónicos que se gestiona en las empresas está
relacionado con un incremento de estrés de los trabajadores, así como
con la pérdida de productividad de las compañías, alerta un estudio
elaborado por la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica.
"El exceso de emails y de información en general acarrea riesgos
sociales y psíquicos para los empleados y empobrece a la empresa",
indicó hoy en una entrevista telefónica con Efe la profesora responsable
de la investigación, Caroline Sauvajol-Rialland.
El correo no deseado ("spam"), las "newsletters" o mensajes que se
reciben por suscripción, los emails abusivos o los mensajes electrónicos
internos contribuyen a la saturación de los trabajadores que, al llegar
cada día a la oficina, tienen que gestionar toda esa información.
La investigadora advierte de que el fenómeno de la "infobesidad",
término popularizado en 1970 por el escritor estadounidense Alvin
Toffler en su novela de "Future Shock", supone una amenaza tanto para la calidad de vida de los trabajadores como para la viabilidad de las empresas.
Según Sauvajol-Rialland, más del 90 % de las personas con
responsabilidades en las empresas cree que el flujo de información que
gestionan es excesivo, en tanto que el 70 % admite que está saturado por
los datos que maneja.
La "sobrecarga de información" provoca además interrupciones cada 7
minutos aproximadamente, y cada trabajador emplea el 30 % de su jornada
laboral en atender las llamadas o los emails, que cada vez exigen más
inmediatez a la hora de responderlos, de manera que el propio empleado
contribuye también a incrementar el exceso de intercambio de
información, explicó la investigadora.
"Si un trabajador pasa tanto tiempo gestionando los mensajes, esa
actividad puede llegar a superponerse a la actividad principal de la
empresa, la actividad productiva", indicó a Efe.
En ese momento, las nuevas tecnologías, creadas para gestionar de
manera más simple y eficaz el flujo de información, estarían teniendo el
efecto contrario. "Es paradójico", admitió.
Ante la cada vez mayor cantidad de información electrónica que deben
tramitar los trabajadores (recordó que el volumen de información digital
se duplica cada cuatro años), los responsables de derechos humanos, los
sindicatos o los expertos en prevención de riesgos laborales empiezan a
tener en cuenta el problema.
"Algunas empresas imparten formación especial a sus trabajadores sobre
cómo utilizar las nuevas tecnologías de manera eficiente para gestionar
la información", señaló Sauvajol-Rialland.
Algunas, incluso, han llegado a proponer que no se puedan recibir
correos electrónicos por la tarde, cuando la jornada laboral ha
concluido.
"Hay que reconocer el derecho al descanso", afirmó la investigadora, y
aseguró que el uso por parte de los empleados del ordenador portátil u
otros dispositivos móviles para recibir mensajes de la empresa
"incrementa su estrés" y "mina", al final, la productividad de la
compañía.
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