Fueron presentados por Intel como la tabla de salvación de la industria de PC pero, de momento y tomando como referencia las cifras del segundo trimestre de 2012 recogidas por Barclays y ZDNet, los ultrabooks tan sólo representan el 5% de las ventas de ordenadores portátiles a nivel mundial.
Para poner el número en perspectiva, esto implica la mitad de las ventas previstas por los propios fabricantes de PC a estas alturas.
Entre las razones esgrimidas para explicar el lento proceso de conquista del mercado, se encuentra el poderío de un rival tan fuerte como las tabletas y también la anticipación de Windows 8. Pero, sobre todo, se culpa a los altos precios
de estos dispositivos que combinan la potencia de los tradicionales
computadoras personales con las prestaciones de las modernas tabletas.
Por ejemplo, se sabe que de todos los ultrabooks que se venden a través de Best Buy, un 75% cuesta 950 dólares o más.
Y, a pesar del batallón de híbridos a medio camino entre las tabletas y
los portátiles ultraligeros que han visto la luz en la última edición
de la feria IFA, las funcionalidades tan avanzadas que presentan apuntan
a un encarecimiento de las tarifas.
Intel sigue trabajando con sus socios para abaratar los costes de
producción y, por lo tanto, los precios de venta al público. Pero parece
que la estrategia y la presión de la competencia no están siendo lo
suficientemente fuertes como para dar un empujón definitivo a la demanda
de ultrabooks.
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