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2012/09/08

'Apps' y 'webs' para cambiar el mundo

Desde que comenzase la crisis, Internet ha sido testigo del nacimiento de un amplio abanico de iniciativas para ayudar a los más desfavorecidos o fomentar una mayor participación ciudadana. Las plataformas de peticiones o las cadenas de favores fueron algunas de ellas. Con el tiempo, algunos de estos proyectos desaparecieron y otros se transformaron, como es el caso de Actuable, hoy parte de Change.org. Pero recientemente han surgido nuevas aplicaciones y webs que aprovechan el poder de las redes sociales para mejorar el mundo.
Frente al modelo de Facebook o Twitter de mantener a los usuarios el máximo de tiempo 'online' compartiendo fotos, vídeos u opiniones, estas iniciativas cuestionan que estemos necesariamente más conectados por tener una red de 500 amigos o de miles de seguidores. Como alternativa, sugieren redes más enfocadas a fortalecer los lazos entre las personas en la realidad.
FavorTree, heredera de la red NeighborGoods, que permitía el intercambio de objetos entre miembros, ha sido una de las últimas aplicaciones en traer un soplo de aire fresco a la causa. La novedad de su apuesta es haber integrado la receta del éxito de juegos como FarmVille en una aplicación que busca promover una mayor colaboración social. Así, los usuarios serán recompensados a medida que presten objetos o ayuden a quien lo necesite y, de esta forma, podrán ver crecer  su propio árbol virtual.
Al igual que FavorTree, en los últimos años han surgido otros proyectos como alternativa a una sociedad marcada por el consumismo y que cada año produce 50 millones de toneladas de basura electrónica, según la ONU. Sin poner tanto énfasis en sistemas de recompensas a sus usuarios, Truékalo o Nolotiro también figuran entre los precursores de las redes de intercambio online.
Por su parte, otro de los colectivos más castigado por la crisis, el de los emprendedores, también tiene su propia plataforma. Cause It es una app social nacida con el objetivo de fomentar la colaboración entre pequeños negocios y organizaciones sin ánimo de lucro de una comunidad, aunque de momento sólo en Los Ángeles e Indianápolis (EEUU) y nada más que en IOS. De esta forma, los primeros pueden conseguir una mayor proyección involucrándose en proyectos sociales y solidarios, mientras que los segundos pueden expandir su red de voluntarios aliándose con emprendedores locales.

La unión hace la fuerza

Las plataformas de peticiones son tal vez el modelo que más éxito ha cosechado como expresión del descontento de la sociedad civil. Desde que naciese en 2007, Change.org se han convertido en la mosca en la oreja de partidos políticos, entidades financieras y multinacionales en todo el mundo, y de paso también en termómetro del malestar social para los medios de comunicación.
Pero no es la única. Care2  ha consolidado su imagen como plataforma para causas sobre el medioambiente y temas relacionados con la salud. The Point, aunque parecida a Change.org, también ofrece la posibilidad de financiar un proyecto concreto. Y en España, Hacesfalta.org ha creado una red de oportunidades de trabajo y voluntariado para fomentar la colaboración ciudadana en causas solidarias.   Con un marcado carácter local destaca Change by Us, una iniciativa disponible sólo en Philadelphia y Nueva York que promueve que los ciudadanos propongan ideas a los políticos locales sobre cómo mejorar sus ciudades.
Mientras, el Programa Mundial de Alimentos ha utilizado otra estrategia para ganar apoyos a la lucha contra el hambre en el mundo. FreeRice es un sencillo 'juego' interactivo y recurso de aprendizaje en el que los usuarios participan en un test de vocabulario, al tiempo que van ganando puntos que tienen su contrapartida en granos de arroz donados a países que lo necesiten.
Los casos de FavorTree, Cause It y FreeRice revelan sobre todo el potencial de aplicar técnicas de videojuegos a otros contexto. Y es que ayudar también puede ser divertido.

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