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2012/03/07

Los turistas ponen en peligro la Antártida

Los turistas que visitan la Antártida llevan semillas en su ropa y sus maletas e introducen, sin querer, plantas no autóctonas en el ecosistema mejor conservado del mundo. Según un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) estos organismos pueden suponer una seria amenaza para la flora del continente.
El investigador Steven L. Chown y sus colegas de la Universidad de Stellenbosch en Sudáfrica han identificado el origen y el destino de más de 2.600 semillas que llegaron a la Antártida entre el año 2007 y 2008.
Durante este período, la primera temporada del Año Internacional Polar, visitaron el continente 33.054 turistas y 7.085 científicos y cada persona llevaba consigo una media de 10 semillas.
"Una inspección cuidadosa del equipaje: ropa, botas, trípodes, bastones... sería suficiente para reducir esta transferencia de semillas", explica a SINC Chown, autor principal del estudio.
Las especies invasoras pueden alterar el hábitat al que llegan y son una de las principales causas de pérdida de biodiversidad a nivel mundial. La Antártida no es una excepción. La amenaza para la conservación de su flora es un problema actual pero será cada vez mayor a medida que avance el cambio climático en esta inhóspita región.
Los investigadores han calculado la posibilidad de que las plantas no autóctonas resistan a las inclemencias del frío en distintas zonas del continente. Debido a la distribución geográfica de los visitantes y a las condiciones climáticas, la parte occidental de la península antártica es la más susceptible.
De hecho la especie Poa annua, una hierba de la familia de los pastos y los cereales, ya se ha adaptado y establecido en este lugar. Una sector donde, según las predicciones, el calentamiento global va a favorecer la supervivencia de esta planta.
"Es crucial que se vigilen las zonas con un alto riesgo de albergar nuevas especies y que, tan pronto como se identifiquen, sean eliminadas" comenta Chown.
Además, puesto que los turistas visitan otras zonas frías antes de llegar a la Antártida, más de la mitad de las semillas que traen pertenecen a especies adaptadas al frío, por lo que pueden soportar bien condiciones extremas.
"La Antártida es el lugar menos afectado por los seres humanos de todo el planeta. Mantenerla así, de la misma manera que uno valora las grandes obras de arte, es un objetivo importante desde la perspectiva de la conservación", concluye el investigador.

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