En el último trimestre de 2011, poco después de que Netflix se lanzase en 43 países de América Latina y el Caribe, se daba por seguro que el mayor servicio de películas y series de televisión por streaming llegaría a Europa a corto plazo. Los rumores apuntaban que España podría ser la puerta de entrada de la compañía en el continente europeo.
El pasado mes de enero, Netflix anunció oficialmente su desembarco en el Reino Unido e Irlanda. En pleno debate sobre cómo internet está cambiando la industria del cine, todo parecía indicar que este era el primer paso de una estrategia de expansión de la compañía en Europa. Sin embargo, esto no va a ocurrir, al menos a corto y medio plazo.
Así lo ha asegurado a LaVanguardia.com Joris Ever, director de comunicaciones corporativas de Netflix: "Tras poner en marcha nuestro servicio en el Reino Unido e Irlanda detendremos el proceso de expansión hasta que volvamos a alcanzar la rentabilidad global". Ever señala que Netflix, "nunca ha anunciado oficialmente planes para España, y de momento no puedo decir nada nuevo sobre los países que estamos analizando de cara a una posible expansión en el futuro".
Netflix ha conseguido en la última década un gran volumen negocio en Estados Unidos a través de un servicio consistente en facilitar la visión de películas online o alquilarlas a la carta vía internet para recibirlas en casa. Sin embargo, su crecimiento se ha frenado desde el pasado mes de julio, cuando aumentó sus tarifas un 60%, en lo que se interpretó como una estrategia para preparar su expansión internacional.
El movimiento fracasó rotundamente: Netflix perdió 800.000 clientes en un mes. Reed Hastings, director general de la compañía, rectificó un par de meses después y llegó incluso a pedir perdón a sus usuarios por la subida de tarifas en un texto publicado el pasado mes de septiembre en la web de la compañía.
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